La Ciencia del Espíritu
En esta primera parte, introduzco algunos malentendidos en Lingüística, y la idea de que, tal vez, sólo tal vez... los sonidos contienen en su interior la esencia de las entidades que describen.
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¿Qué es el lenguaje? Parece ser algo tan innato e instintivo como respirar, algo que utilizamos constantemente, incluso cuando nos encontramos a solas, algo que se encuentra en cualquier lugar al que dirijamos nuestra atención.
El campo de estudios lingüísticos parece estar muy atado a los principios de la escuela de la teoría de la evolución de Darwin y, por lo tanto, preguntas sobre su origen y propósito no han sido hechas, sin embargo una vez es analizado con una mente abierta, el paradigma actual empieza a desmoronarse y una verdad más profunda que una "evolución" de sonidos guturales se hace visible.
Los seres humanos parecemos estar diseñados para el lenguaje hablado, nuestras palabras y los sonidos que las componen, sintaxis, gramática, escritura, etc., no son accidentes aleatorios sin significado. Es este significado el que informa la composición de nuestro lenguaje y no una serie de accidentes fonéticos impulsados por la necesidad.
¿Por qué no todo el mundo ejerce su papel de moldeador y artista de la realidad?
¿Por qué será que las personas se las apañan con su pasado sólo para evitar esta realización personal?
El 'chip' insertado dentro del cerebro es lo contrario de lo creativo.
La vista gorda que se origina en la mente es lo opuesto a lo creativo.
El error de la consciencia es el que dice: 'Yo no creo'
Los llamados realistas pretenden que la gente preste total atención a lo que es a expensas de todos los demás impulsos. Ese es su absurdo juego, una apuesta que redoblan y triplican cada día.
Los argumentos a los que recurren los realistas son muy convincentes. Por ejemplo: "Soy tu cirujano. Tienes un coágulo de sangre poniendo en peligro tu vida, y voy a oscultarlo para intentar remediarlo dentro de los próximos diez minutos. ¿Esperas de mí que sea un soñador fantaseando con montañas en el cielo, o cuentas con que sepa restaurar tu flujo sanguíneo antes de que te falte oxígeno para sobrevivir? Después de la operación, cuando despiertes, tal vez te des cuenta de que estos son los detalles en los que deberías centrarte de aquí en adelante, porque eso es lo que he aplicado para salvarte la vida."
Durante décadas, científicos han coincidido en que el cuidado de los hijos es un comportamiento parcialmente innato o que puede ser inducido tras el apareamiento; asimismo, diversos estudios han mostrado que entre los primates, incluidos los humanos, los padres no biológicos pueden aprender a hacerse cargo de las crías. Sin embargo, la cuestión de si otras especies pueden aprender la alopaternidad a partir de la observación, y los posibles mecanismos neuronales subyacentes, han sido poco estudiados.
Te agita el sonido de un mosquito que zumba alrededor de tu cabeza. El zumbido se detiene. Sientes el pequeño pinchazo y localizas el objetivo. ¡Zas! Se acabó.
Es una secuencia sencilla, pero exige un procesamiento complejo. ¿Cómo supiste dónde estaba el mosquito antes de poder verlo?
El cuerpo humano está cubierto por unos dos metros cuadrados de piel, pero de alguna manera, incluso antes de mirar, sabías la ubicación precisa del escurridizo depredador. Tras la confirmación visual, tu mano se dirigió a la escena del crimen y aplicó una fuerza letal para el bicho, pero no te hiciste daño en el proceso.
¿Qué hizo falta para que todo eso ocurriera? Buena pregunta.
A pesar de todos los avances que ha experimentado el mundo en todos los campos de la ciencia, incluida la neurociencia, la mecánica de la percepción y el pensamiento sigue sin entenderse del todo.
Incluso la lista de sentidos humanos básicos sigue siendo objeto de debate: además de los cinco sentidos tradicionales, muchos sostienen que el equilibrio (el mecanismo del cuerpo para orientarse en el espacio) debería haberse incluido hace tiempo.
Recordamos las cosas durante más tiempo si nos tomamos descansos durante el aprendizaje, lo que se conoce como el efecto espaciador. Los científicos del Max Planck Institute of Neurobiology han logrado profundizar en la base neuronal de este fenómeno en ratones.

Los intervalos más largos entre los eventos de aprendizaje mejoran la memoria y conducen a patrones de activación más robustos en el cerebro.
A muchos de nosotros nos ha pasado lo siguiente: el día antes de un examen, intentamos meter en nuestro cerebro una gran cantidad de información. Pero con la misma rapidez con la que la adquirimos, los conocimientos que hemos adquirido con tanto esfuerzo vuelven a desaparecer. La buena noticia es que podemos contrarrestar este olvido. Si ampliamos los intervalos de tiempo entre los distintos eventos de aprendizaje, retendremos los conocimientos durante más tiempo.
Pero, ¿qué ocurre en el cerebro durante el efecto espaciador, y por qué hacer descansos es tan beneficioso para nuestra memoria? En general, se cree que durante el aprendizaje, las neuronas se activan y forman nuevas conexiones. De este modo, el conocimiento aprendido se almacena y puede recuperarse reactivando el mismo conjunto de neuronas. Sin embargo, todavía sabemos muy poco sobre cómo las pausas influyen positivamente en este proceso, a pesar de que el efecto de espaciamiento se describió hace más de un siglo y se produce en casi todos los animales.
El impacto de los confinamientos sobre la economía, agregado al impacto sobre la misma que el clima continúa teniendo, hace imposible no concluir que la situación para todos va a empeorar todavía más antes de que mejore.
¿Cómo podemos atender nuestra vida ante tal prospecto? Ante una situación imposible y un coloso sistema de control mundial, extremadamente bien financiado y coordinado ¿Cuál es la mejor actitud? ¿Hacia dónde podemos dirigir nuestros esfuerzos?
Hoy reflexionamos sobre las dificultades ya superadas y sobre las que se avecinan y cómo afrontarlas de manera individual y colectiva. Un programa con más preguntas que respuestas, pero ante todo, una conversación necesaria en el mundo de hoy.

Algunos científicos creen que la conciencia es generada por procesos cuánticos, pero la teoría aún no ha sido probada empíricamente.
Afirmaron que el sistema neuronal del cerebro forma una intrincada red y que la conciencia que produce debería obedecer a las reglas de la mecánica cuántica, la teoría que determina cómo se mueven partículas diminutas como los electrones. Esto, según ellos, podría explicar la misteriosa complejidad de la conciencia humana.
Penrose y Hameroff fueron recibidos con incredulidad. Las leyes de la mecánica cuántica sólo suelen aplicarse a temperaturas muy bajas. Los ordenadores cuánticos, por ejemplo, funcionan actualmente a unos -272°C. A temperaturas más altas, la mecánica clásica se impone. Dado que nuestro cuerpo funciona a temperatura ambiente, es de esperar que se rija por las leyes clásicas de la física. Por esta razón, la teoría de la conciencia cuántica ha sido descartada de plano por muchos científicos, aunque otros son partidarios convencidos.
En lugar de entrar en este debate, decidí unir fuerzas con colegas de China, encabezados por el profesor Xian-Min Jin de la Universidad Jiaotong de Shanghai, para poner a prueba algunos de los principios que sustentan la teoría cuántica de la conciencia.
En nuestro nuevo artículo, hemos investigado cómo podrían moverse las partículas cuánticas en una estructura compleja como el cerebro, pero en un entorno de laboratorio. Si nuestros hallazgos pueden compararse algún día con la actividad medida en el cerebro, podríamos estar un paso más cerca de validar o descartar la controvertida teoría de Penrose y Hameroff.
Gracias a un sistema único que descodifica la actividad cerebral durante el sueño, un equipo de la UNIGE está descifrando los mecanismos neuronales de la consolidación de la memoria.
Dormimos una media de un tercio de nuestro tiempo. ¿Pero qué hace el cerebro durante esas largas horas? Utilizando un método de inteligencia artificial capaz de descodificar la actividad cerebral durante el sueño, científicos de la Universidad de Ginebra (UNIGE), en Suiza, han podido vislumbrar en qué pensamos cuando estamos dormidos. Combinando la resonancia magnética funcional (IRMf) y la electroencefalografía (EEG), el equipo ginebrino aporta pruebas sin precedentes de que el trabajo de clasificación de los miles de datos procesados durante el día tiene lugar durante el sueño profundo. En efecto, en ese momento, el cerebro, que ya no recibe estímulos externos, puede evaluar todos esos recuerdos para retener sólo los más útiles. Para ello, establece un diálogo interno entre sus diferentes regiones. Además, asociar una recompensa a una información concreta incita al cerebro a memorizarla a largo plazo. Estos resultados, que se publican en la revista Nature Communications, abren por primera vez una ventana a la mente humana durante el sueño.
La psilocibina, una droga psicodélica que se encuentra de forma natural en algunos hongos, se ha estudiado durante años como posible tratamiento de la depresión. Pero todavía no está claro cómo funciona exactamente en el cerebro ni cuánto tiempo pueden durar los resultados beneficiosos.
En un nuevo estudio, investigadores de Yale demuestran que una sola dosis de psilocibina administrada a ratones provocó un aumento inmediato y duradero de las conexiones entre neuronas. Los resultados se publican el 5 de julio en la revista Neuron.
"No sólo vimos un aumento del 10% en el número de conexiones neuronales, sino que también eran de media un 10% más grandes, por lo que las conexiones también eran más fuertes", dijo Alex Kwan, profesor asociado de psiquiatría y de neurociencia de Yale, y autor principal del trabajo.
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