Krishnamurti, escritor, filósofo y orador indio, fue acogido a una edad temprana por la Sociedad Teosófica y preparado para convertirse en el nuevo Maestro del Mundo. Annie Besant y Charles Leadbeater, los líderes de la sociedad teosófica en ese momento, nutrieron a Krishnamurti en su sede de Madrás.
Ellos, junto con unos pocos asociados selectos, emprendieron la tarea de educarlo, guiarlo a través de las enseñanzas místicas y, en general, "prepararlo" para que se convirtiera en el vehículo del "Señor Maitreya", un ser espiritual altamente evolucionado y comprometido a ayudar a la evolución de la humanidad.
Sin embargo, cuando llegó el momento de "desvelar" a Krishnamurti ante el mundo como gran maestro y líder de la humanidad, éste rompió todos los lazos con los teósofos, denunció toda creencia organizada, denunció la noción de gurús (y toda la relación maestro-seguidor), y se dedicó en cambio a la búsqueda de la libertad tanto para él como para la humanidad en general.
Cuando Bohm leyó La primera y la última libertad, las enseñanzas de Krishnamurti se habían desarrollado más allá de la influencia teosófica. Bohm reconoció que las ideas de Krishnamurti se reflejaban en su propio trabajo en la teoría cuántica y sintió que era urgente reunirse con él lo antes posible. Finalmente, ambos se reunieron personalmente en Londres, donde intercambiaron ideas y mantuvieron una rica conversación.
Bohm describió así su primer encuentro con Krishnamurti:
Me sorprendió la gran facilidad de comunicación con él, que era posible gracias a la intensa energía con la que escuchaba y a la libertad de reservas y barreras autoprotectoras con la que respondía a lo que yo tenía que decir."Bohm reconoció su encuentro con Krishnamurti como una reunión de mentes no muy diferente a la que sentía cuando hablaba con otros científicos. De hecho, llegó a comparar a Krishnamurti con Albert Einstein, afirmando que ambos "mostraban una intensidad similar y una ausencia de barreras".
Bohm y Krishnamurti se reunían cada vez que estaban en Londres y profundizaban en la naturaleza del tiempo, el espacio y la mente. Los dos tocaban inevitablemente el tema de la conciencia y ahí es donde brillaban las ideas de Krishnamurti.
Comentario: Tiene razón. Esperemos que algunos de sus jóvenes seguidores escuchen lo que dice y dejen de lado el porno. Que los niños estén expuestos al porno durante etapas importantes del desarrollo podría tener consecuencias para toda la vida.
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