Cuando Ole Jørgen Hessen, de Noruega, comenzó la dieta cetogénica en enero de 2017, tan solo quería bajar de peso. "Vi algunas fotos y videos míos. No me había dado cuenta de lo grande que estaba".
Así que este técnico de software de Oslo de 28 años combinó la dieta cetogénica con el
ayuno intermitente. Dejó todo el azúcar, las frutas y los carbohidratos refinados o almidonados, comiendo principalmente carne, pescado, frutos secos y verduras de superficie. Uno de sus platos favoritos es un estofado noruego de reno llamado
Finnbiff.
La mayoría de los días come durante un intervalo de tres horas, normalmente un pequeño refrigerio por la tarde como cecina y después la cena.
"Me sentía bien. Fue fácil", dice. Durante el último año ha perdido más de 63 kilos (140 libras). Se siente y se ve genial.
Sin embargo, hubo otro agradable cambio: su trastorno
bipolar II de ciclación rápida se volvió mucho más estable y controlable. Aunque aun tuvo cinco "ciclos de estado de ánimo" en 2017, todos ellos fueron más fáciles de controlar para él.
"Mis ciclos son mucho más moderados ahora. La exaltación del estado de ánimo es más fácil de predecir y sigo pudiendo dormir de forma adecuada y centrar mi energía extra durante el estado exaltado. Mis depresiones son menos intensas, y cuando estoy deprimido sigo pudiendo estar interesado en mis aficiones y amigos. Todo es mucho más predecible y fácil de hacer frente".
En resumen, Hessen llegó a la dieta keto por la pérdida de peso, pero se ha quedado por el efecto positivo en su salud mental.Ole: Antes y después
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