Amir Mirza Hekmati
© DesconocidoAmir Mirza Hekmati, presunto espía de la CIA y desarrollador de juegos

Kuma Wars sería una herramienta de propaganda proestadunidense.

Como una extraña mezcla de película de James Bond y Burn After Reading de los hermanos Coen donde las agencias de inteligencia carecen precisamente de esto último, un supuesto espía de la CIA "confesó" a la televisión iraní el haber trabajado, entre otros proyectos, en la creación de un videojuego que justificara las intervenciones militares en Medio Oriente, además de tratar de modificar la percepción geopolítica de la población mundial a través de este medio de entretenimiento.

Amir Mirza Hekmati creció en Estados Unidos e hizo una carrera en inteligencia militar para el ejército. Entre su plantilla laboral se cuentan, según dice, varias misiones de contraespionaje en Irak , Irán y Arabia, entre otros países, en una de las cuáles sería descubierto por una agencia de inteligencia iraní. Pero destaca un curioso periodo interesante para los aficionados de nuestro pasatiempo favorito:

"Después de trabajar para DARPA [Agencia de Proyectos Especiales del Ejército, creadores originales del Internet], entré a Kuma [compañía de videojuegos con sede en Nueva York]. Esta compañía de computadoras recibía dinero de la CIA [Agencia de Inteligencia de Estados Unidos] para producir, diseñar y distribuir gratuitamente películas especiales y juegos, con el objetivo de manipular la opinión pública sobre Medio Oriente.

"La meta de la compañía en cuestión", continúa Mirza, "era convencer a la gente de Irán y a la gente de todo el mundo que lo que fuera que Estados Unidos hiciera en otros países eran buenas medidas."
Osama Bin Laden
© DesconocidoOsama Bin Laden en Kuma Wars

Kuma, por supuesto, nunca ha declarado ser una herramienta de propaganda para la CIA. Sin embargo, la compañía tiene en sus registros la creación de una serie de juegos llamada Kuma War, un FPS militar que recrea ciertos eventos reales en Medio Oriente, incluyendo misiones que permiten al jugador participar en el asesinato del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en la ofensiva final contra el dictador libio Muamar Gadafi, o en la captura de Sadam Hussein en Irak.

Más reveladoramente, el estudio Kuma declaró en 2006 a Kotaku que habían hecho un contrato con el gobierno de Estados Unidos para diseñar tecnología de juegos que permitieran entrenar a las fuerzas armadas de aquel país, a pesar de mantenerse mayormente como una compañía de entretenimiento civil. Además de juegos militares, tienen en su haber juegos sobre dinosaurios y gángsters.

La información es uno de los capitales más importantes de los países, y las agencias de inteligencia sirven precisamente para recabar y analizar información valiosa. En caso de que un proyecto de esta naturaleza estuviera efectivamente financiado por la CIA, es poco probable que la opinión pública se enterara de ello por televisión.

Por otro lado, los videojuegos en la actualidad mantienen un diálogo constante con eventos geopolíticos (e incluso pueden volverse su perturbador reflejo) y no es poco común que lleguen a los titulares de medios no especializados para justificar o desestimar todo tipo de acciones o crímenes. La opinión pública está hecha de una gran cantidad de factores, y el componente ideológico puede rastrearse también como opuesto a los intereses de Estados Unidos: en FPS recientes no son extraños los "villanos" o antagonistas dentro del propio ejército norteamericano. ¿Puede ser imparcial ideológicamente una forma de entretenimiento aunque no sea directamente financiada con fines de propaganda? Pregunta difícil de contestar.