
Teherán exhibe un misil capaz de golpear a las bases y buques de EE.UU. en el Golfo Pérsico.
Pese al anuncio de un ejercicio con la simulación del cierre de este paso estratégico por el que discurre en buques petroleros casi un cuarenta por ciento del comercio marítimo del crudo mundial, Musavi quiso aclarar que «no cerraremos el tráfico marítimo porque no es nuestro objetivo».
El comandante de las Fuerzas Navales iraníes, Habibollah Sayyari, fue tajante al subrayar que «el estrecho está completamente bajo nuestro control» y «no toleraremos amenazas del enemigo», una alusión directa a la Quinta Flota de EE.UU., con sede en Bahréin, que desde el jueves tiene un portaaviones en la zona de acción iraní.
Alarma en el estrecho
Pese a la exhibición de fuerza de las últimas jornadas, la Marina iraní está muy lejos del poderío estadounidense y de sus socios en la región como Emirato Árabes Unidos o Arabia Saudí, que esta misma semana han cerrado acuerdos millonarios para la compra de cazas y misiles. Sin embargo, el valor estratégico de Ormuz ha hecho que se enciendan todas las alarmas.
Terminan las maniobras navales, pero la cuestión que ha provocado el aumento en la tensión entre Irán y Occidente sigue abierta y sin solución a la vista. El programa atómico de la república islámica está más en entredicho que nunca desde el último informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en el que se recogían «indicios» de su finalidad militar y no civil.
Tras cuatro rondas de sanciones inútiles por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, tanto Estados Unidos como sus socios europeos parecen dispuestos ordenar un bloqueo sobre la exportación de crudo del país lo que provocó la respuesta de Teherán con las amenazas sobre el cierre de Ormuz. El petróleo proporciona el 80 por ciento de los ingresos a Irán y los ayatolás no están dispuestos a permitir amenazas al respecto. En lugar de un embargo directo se baraja en algunos países la opción de sumarse a la iniciativa norteamericana de aumentar las sanciones contra el Banco Central de Irán (BCI), entidad encargada de recibir los pagos por la venta de crudo.