© DesconocidoSarkozy, durante la entrevista.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, al que todos los sondeos ven fuera del Elíseo dentro de tres meses, intentó ayer resucitar políticamente con una intervención emitida a través de nueve canales de televisión en la que avanzó un raudal de nuevas propuestas. Propuestas que, en realidad, no podrán ser aprobadas por el Parlamento antes de las elecciones del 22 de abril que le harán dejar el poder, si se cumplen los pronósticos.
En su plan figura el proyecto de imponer una fuerte subida del tipo máximo del IVA, un 1,6%, que lo elevará del 19,6% actual al 21,2%. También la creación de una tasa del 0,1% sobre las transacciones financieras.Banca pública para la industria, incremento de las posibilidades de construcción del suelo, reforma del mercado laboral, obligación legal para las empresas de contratar un porcentaje de jóvenes. El presidente abordó numerosas cuestiones en un discurso que, en ocasiones, parecía un intento de responder punto por punto al programa presentado la semana pasada por el candidato presidencial del Partido Socialista, François Hollande.
En todos los terrenos, Sarkozy propuso medidas cuya aplicación se postergará hasta 2015 e incluso 2017, sin que el conjunto pareciera coherente. Sin declararse candidato, el jefe de Estado hizo en realidad un auténtico lanzamiento de campaña electoral.
Por un lado, avanzó que Francia se sitúa en la línea de salida de la carrera inmobiliaria. Habló de un inminente aumento del 30% "de las posibilidades de construcción", aumentando los permisos para ello. Por otro lado, dijo que para combatir el paro juvenil, impondrá la obligación legal de que las empresas de más de 250 asalariados "tengan al menos un 5% de jóvenes en contratos de aprendizaje". Según los sindicatos, esos contratos, en detrimento de la formación profesional clásica, casi nunca conducen a los jóvenes a un empleo correctamente remunerado.
Un "banco de la industria"También confirmó lo anunciado durante una cumbre social del 18 de enero pasado y prometió la creación de un "banco de la industria" dotado con mil millones de euros. Se trata de una promesa que también Hollande ha hecho y que, en realidad, dado el conjunto de bancos públicos ya existentes en este país (por ejemplo el banco público CDC dispone de 300.000 millones de euros para ese fin), no significa prácticamente nada en términos reales.
La larga intervención televisada de Sarkozy en realidad vistió de urgencia y de necesidad lo que fue el único anuncio real que deben anotarse los franceses. El IVA, un impuesto injusto por su carácter no progresivo y por gravar el consumo de los asalariados, va a subir casi dos puntos.
Para parecer salomónico, Sarkozy dijo que va a subir dos puntos a las rentas del capital, la llamada "Contribución Social Generalizada". Se trata de una tasa que, aplicada a todos los ingresos salariales o no, va destinada a financiar parte del gasto social.
"No podemos pedir a las empresas que sigan financiando la política familiar", dijo el presidente. Por último, retomó su idea de que son necesarios pactos de "competitividad-empleo" que autoricen saltarse los convenios colectivos, con salarios más bajos y una semana laboral más larga. Los sindicatos ya le dijeron no el 18 de enero pasado y, de todas formas, Sarkozy ya no tiene mayoría en el Senado.
Comentarios del Lector
a nuestro Boletín