Comentario: Completamente contrario de lo que quiere aparentar, la FDA parece querer destruir la salud de los Estadounidenses y del resto del mundo, que copia sus modelos y sigue sus directrices. El artículo que se muestra aquí no es más que propaganda basada en ciencia de poca calidad e intereses oscuros. Estamos ante un caso similar a la demonización de las grasas saturadas que ahora sabemos son beneficiosas y necesarias para una buena salud; solo que ahora le tocó el turno a la sal.


Epsom Salt
La imagen de arriba pronto debería guardarse en el cajón de los recuerdos. La Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) ha dado un ultimátum en forma de recomendación a la industria que produce, procesa y prepara productos alimenticios, para que voluntariamente comience una etapa de reducción drástica del uso de sal. Dicen que hay demasiada evidencia científica que demuestra que este mineral causa enfermedades que pueden ser mortales.

La meta, respaldada por la Administración de Barack Obama, es que se reduzca el consumo de sal del actual promedio diario de 3.400 miligramos a 3.000 en dos años, y a 2.300 en una década.

"Muchas personas quieren reducir su ingesta de sal pero a veces se vuelve difícil con la cantidad que contienen los alimentos procesados", explicó Sylvia Matthews Burwell, la secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés).

Esta medida, asegura la funcionaria, salvaría miles de vidas cada año. Las recomendaciones finales se realizarán cuando termine el período en el cual se dialoga con empresas de la industria de los alimentos, y con el público en general.


Comentario: Lo que no es beneficioso para la salud es el consumo excesivo de sal refinada que es prácticamente cloruro de sodio puro mientras que la sal de mar o la sal no refinada contiene, aparte del cloruro de sodio, potasio, magnesio y oligoelementos. Por otra parte hay estudios que indican que más bien cantidades muy bajas de sodio incrementan el riesgo cardíaco.

Decenas de estudios han demostrado la relación entre el consumo de sal y el desarrollo de hipertensión, condición que eleva el riesgo de ataques cardíacos.


Comentario: Como se mencionó en la introducción, hay estudios que sí encuentran una relación modesta entre el consumo de sodio y el riesgo de hipertensión pero también hay estudios que contradicen esto. En palabras de Brian Strom, canciller de Rutgers Biomédicas y Ciencias de la Salud en Nueva Jersey:
No hay un solo estudio que muestre los beneficios por tener un consumo de sodio de menos de 2 mil 300 miligramos



En total, un tercio de los estadounidenses tienen presión arterial alta. Thomas Frieden, director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) dijo que reducir el consumo de sal "salva vidas, reduce los costos del cuidado de salud y ahorra dinero".

En Estados Unidos, una reducción en la ingesta de sodio ahorraría un estimado de $4 mil millones en costos de atención de salud al año, y $32.1 mil millones en el transcurso de la vida de los adultos que tienen entre 40 y 85 años.

"Éste es un paso en la dirección correcta", dijo Mark A. Creager, M.D., presidente de la American Heart Association y director del Centro Cardíaco y Vascular del Centro Médico Dartmouth-Hitchcock. "Existe investigación científica exhaustiva que indica que cuando las personas consumen una dieta baja en sodio, comparada con una diete alta en sodio, su presión arterial es más baja. Animamos al público a que reduzca su consumo de sodio para minimizar su riesgo de presión arterial alta y sus consecuencias".

No hay actualmente un límite para la cantidad de sal que un fabricante de alimentos le puede agregar a su producto. Por ejemplo, una rodaja de pizza de peperoni puede contener más de ochocientos miligramos. Dos rodajas de pan sándwich pueden contener un total de trescientos miligramos.

La FDA ha considerado por varios años establecer pautas para niveles de sodio voluntarios. El año pasado, el Center for Science in the Public Interest demandó a la dependencia por no contestar la petición que había hecho el grupo hacía diez años, en la que pedía restricciones sobre sal.

La mayor parte del sodio que los estadounidenses consumen no proviene del salero. Alrededor del 75 por ciento del sodio de la dieta estadounidense típica se añade a los alimentos comerciales durante el procesamiento, o a las comidas de restaurant durante la preparación. Apenas alrededor del 25 por ciento ocurre de forma natural o es añadida por el consumidor en la mesa o durante la cocción, según los CDC.