La mayoría de entendidos en las áreas de psicología, psiquiatría y criminología concibe que el Trastorno de Personalidad Antisocial es una categoría heterogénea, aunque el DSM-IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, American Psychiatric Association, 1994) lo considere como un conjunto con identidad única.
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En su libro, David Lykken (1994) sostiene que los sujetos que componen este grupo "se caracterizan por una predisposición persistente hacia la conducta antisocial" (p. 45).

Trastorno de Personalidad Antisocial, psicopatía y sociopatía

Con el fin de establecer las diferencias entre psicopatía y sociopatía, vamos a proceder a examinar ambos casos. Se podría decir, a pesar de no gozar de reconocimiento oficial, que éstas son dos de las tres grandes categorías en las que se bifurca este trastorno:

Psicopatía

La psicopatía se expresa por las tendencias antisociales innatas debidas tanto a diferencias biológicas, cuantitativas de temperamento o cualitativas en la función cerebral de quien la padece, que dificultan la socialización de los mismos cuando se encuentran en edad de crecimiento.


Sociopatía

Se trata de individuos con un temperamento normal, pero que no tienen adquiridos los atributos socializadores como consecuencia de una crianza negligente e incompetente por parte de los principales agentes de socialización: los padres.


Comentario: Si bien la crianza es un factor clave, vemos a muchas personas que sobreviven infancias sumamente traumáticas cuyo sufrimiento no los 'patologiza', o los 'rompe' en la adultez, sino que los hace más fuertes y empaticos al encarar el trauma con ayuda de la terapia y una red de apoyo, sanando y aprendiendo del mismo. Muchas veces se evalúa de este tipo de casos en términos de 'resiliencia innata' que ha llegado a superar las expectativas de las teorías psicológicas modernas.


La crianza de los hijos es decisiva en la sociopatía

Las dinámicas propias del estilo educativo negligente por parte de los progenitores da como resultado, en el futuro, a hijos salvajes incapaces de socializar correctamente y que cometen delitos. Si además, los padres de estos jóvenes también fueron criados bajo una supervisión irresponsable e indiferente, al ser inmaduros en este aspecto es muy difícil que sepan cómo enderezar a sus vástagos, si acaso les preocupa lo más mínimo. David Lykken sugiere que los cambios culturales recientes que se han producido en Estados Unidos, han contribuido al crecimiento de la incidencia de esta educación inepta de los hijos.

Tal y como dice el propio autor: "las personalidades antisociales responsables de la mayoría de los delitos en EEUU, no son psicópatas. Son sociópatas" (p.10). Así pues, las personalidades sociópatas son más numerosas y representan un mayor problema social debido al aumento de los índices de delincuencia y violencia. Se encuentran muy presentes en la sociedad occidental, y más en las ciudades que en las poblaciones rurales.


Comentario: El psicópata exitoso o integrado no comete actos de violencia o crímenes de manera abierta o directa, estos emuladores humanos usaran otros medios para lograr sus objetivos. La manipulación sutil, el chantaje emocional, las amenazas indirectas, son algunas de las primeras herramientas que usa para conseguir sus objetivos. Pero si no los logra, usará estrategias más agresivas. Para estos, el poder y control son sus metas principales por naturaleza, y tratarán de imponerlos desde su hogar, trabajo o circulo social, hasta países enteros si se le permite.

Podríamos clasificar a los psicópatas criminales como "psicópatas que han fracasado", que no aprenden a controlar o enmascarar su naturaleza. La implicación de este fenómeno, por supuesto, es que muchos psicópatas pueden existir en sociedad arreglándoselas mejor que los que atraen la atención del sistema judicial y el de la asistencia social.

El estudio de los psicópatas "ambulatorios" - lo que llamamos el psicópata de jardín -, acaba, sin embargo, apenas de comenzar. Pocos investigadores se atreven a profundizar en la psicopatía subcriminal por sus atemorizantes implicaciones sociales. Sin embargo, algunos investigadores han comenzado a considerar seriamente la idea de que es importante estudiar la psicopatía, no como una categoría clínica artificial sino como un rasgo general de la personalidad en la comunidad entera. Dicho de otro modo, la psicopatía se está reconociendo como un tipo diferente de ser humano, como lo han resaltado Hare y Marietan.


El perfil típico del sociópata

La sociopatía es el subgénero más amplio del Trastorno de Personalidad Antisocial. En él encontramos a individuos (normalmente hombres jóvenes aunque la presencia de mujeres está aumentando) que no se socializaron bien en la infancia y adolescencia. Estas carencias en su desarrollo moral y afectivo son la base necesaria para que pueda surgir un caso de sociopatía.
"Los sociópatas (...) poseen características impulsivas o modelos de hábitos que pueden atribuirse a un aprendizaje desviado que interacciona, quizá, con tendencias genéticas también desviadas" (p. 47).
Esto no debe llevarnos a error, puesto que el temperamento de un sociópata es muchas veces normal a pesar de la torpeza paterna; mientras que otros pueden ser nerviosos o buscadores constantes de estímulos. La mayoría de población reclusa satisface los criterios diagnósticos del Trastorno de Personalidad Antisocial que identifican a más de la mitad de hombres que consideramos "delincuentes comunes".

En resumen, el sociópata es el producto fallido de una educación negligente y sin disciplina. Cabe decir, no obstante, que haber recibido una educación deficiente no es el único factor que explica la sociopatía. No es raro encontrarse con personas que, pese a las muchas dificultades que pasaron durante su niñez, han podido buscar su lugar en el mundo y ser individuos con los que podemos relacionarnos con total normalidad.