La higiene de las manos se ha convertido en un punto de conflicto entre profesionales del sector médico durante los últimos 40 años, especialmente cuando se trata de la frecuencia y la intensidad del lavado de las manos de los más pequeños. Algunos expertos en alergias promueven ahora que se reduzca ese hábito para que algunos microbios que eran beneficiosos para el organismo vuelvan a poblar el microbioma humano.

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El imparable crecimiento en los países desarrollados de casos de alergias y enfermedades autoinmunes, especialmente durante las últimas cuatro décadas, originó campañas para evitar los componentes que las provocaban, ya fuera mediante vacunas, dietas especiales o alejarse de animales domésticos. Estas indicaciones no parecen haber hecho nada por reducir la aparición de alergias, más bien al contrario, han seguido multiplicándose en el mundo desarrollado, por lo que algunos expertos comenzaron a investigar.

Actualmente, muchos de esos expertos recomiendan reducir la higiene corporal, especialmente de las manos, aunque matizan que hay algunas situaciones donde no es recomendable. Las personas mayores o aquellos que tengan alguna inmunodeficiencia adquirida deben mantener unos hábitos elevados de higiene corporal, así como cualquier persona en una situación de crisis sanitaria, como por ejemplo en una epidemia de gripe o de otros virus potencialmente peligrosos para el ser humano. También se recomienda mantener esos hábitos de higiene a personas que trabajen en hospitales y otro tipo de instalaciones médicas o los visiten de forma habitual.

La hipótesis de la higiene

Hace 25 años surgió la llamada «hipótesis de la higiene», un nuevo mecanismo para explicar las alergias y su proliferación que descubrió que
los niños que se habían criado en entornos familiares grandes, rurales y pobres habían mostrado mayor resistencia a las alergias que aquellos niños que crecían en entornos familiares más reducidos de territorios urbanos.
Numerosos estudios científicos han apoyado esa teoría durante los años, y han demostrado que el microbioma del estómago humano, en concreto los 100 trillones de microbios que conviven en nuestro sistema digestivo, se ha reducido en las últimas décadas hasta en un 40 %, tanto en número como en variedad de patógenos encontrados.
En ese sentido, no solo las alergias son consecuencia directa de esos cambios en nuestro organismo, sino que también explicaría la aparición de muchas enfermedades autoinmunes de las que no se tenía constancia hasta hace pocas décadas.
Estos microbios son clave para la digestión de la comida y la producción de nutrientes y vitaminas que facilitan un sistema inmunológico fuerte, y su reducción en nuestro microbioma ha provocado que el cuerpo reaccione de una forma más drástica contra agentes externos que antes no suponían ningún problema para los humanos. Además de aumento en la higiene corporal, las dietas modernas bajas en fibra y altas en alimentos procesados, el abuso de los antibióticos o la reducción del número de madres que dan el pecho a sus hijos explicarían también la reducción del microbioma.

Como complemento a la reducción de la higiene corporal, los expertos también aportan otras ideas para ayudar a fortalecer el sistema inmunológico de los niños. Dejarles jugar con animales, al aire libre y en terrenos llenos de polvo y suciedad pueden ser muy beneficiosos para su salud, así como no lavar constantemente todo aquello que se les caiga al suelo durante sus primeros años de vida, como por ejemplo el biberón o el chupete.