¡Al carajo!, es una serie de artículos de opinión sin pelos en la lengua
La gran revolución progresista en latinoamérica cae en picada - y casi llega al suelo. Gracias a las estrategias de desestabilización del Estado Profundo estadounidense y la élite económica globalista... así como a la ingenuidad política y la falta de estrategias de supervivencia de sus impulsores.
latam
Uno pensaría que después de tantos años de guerra económica, desestabilización y guerra encubierta, golpes de estado, intervenciones ilegales y de observar cómo se maneja la patocracia occidental, los gobiernos progresistas tendrían un arsenal de herramientas para frenar los intentos injerencistas de EEUU y compañía.

Sin embargo, desde afuera, vemos tristemente como son desmembrados al punto de quedar irreconocibles, con viejos métodos que siguen funcionando gracias a la ingenuidad y pasividad, no solo de los gobernantes progresitas, sino del mismo pueblo. No hay víctimas aquí, sino cómplices directos e indirectos de una maquinaria implacable que destruye todo a su paso, empezando con la soberanía y la justicia; conceptos casi olvidados en nuestra civilización basada en una esclavitud disfrazada de progreso.

Parece que hojeamos los anales de la historia con la atención de un niño hiperactivo de 5 años y atamos cabos como esquizoides. Olvidamos lo más importante -o ni siquiera lo sabemos- y solo incorporamos los datos que encajan en nuestra sesgada estructura mental cuando las cosas se ponen difíciles.

También parece que las recientes historias de terror de Temer y Macri, y los agujeros negros que han creado en sus respectivos países al vender a intereses privados sus recursos y servicios soberanos, e invocar al demonio de la deuda interminable con residencia en el FMI y el Banco Mundial -por mencionar un par - no son suficientes para despertar al pueblo latinoamericano y que tome cartas en el asunto. Incluso varios se convencen a sí mismos pensando que Kirchner y Rousseff fueron las culpables de semejante crisis que ahora se vive en sus países, barriendo por debajo de la alfombra cualquier evidencia clara y contundente de que estos engendros de la ideología globalista tienen y tendrán la culpa de las crisis presentes y venideras de sus "países" - y lo pongo entre comillas porque ahora son más corporaciones privadas que entes soberanos.

Sí, la corrupción e ineficacia en algunos sectores del gobierno por parte de los gobiernos progresistas es bien sabida, pero podemos dejar por ahora la visión infantil de blanco y negro y ver los resultados durante sus años de gobierno en la sociedad. Se abrirá ante nuestros ojos una amplia gama de grises bastante aceptables ¿Alguna vez se ha dedicado a investigar y comparar números y estadísticas antes de emitir una opinión?

¿Pero cuál es nuestra respuesta más común ante las injusticias sociales y económicas que ahora vivimos más y más personas en latinoamérica, mientras la élite globalista se relame los bigotes? Culpar al hombre de paja que nos ponen enfrente, llámese Macri, Temer, Peña Nieto... tontos útiles al servicio de los intereses de los globalistas extremos.

No son nada más que idiotas útiles, sacos de golpeo para proyectar toda nuestra ira e indignación alimentadas por una vida cada vez más miserable e injusta. Y mientras el pueblo se desahoga y libera algo de presión protestando y quejándose de estos personajes casi ficticios, se olvida de echar un vistazo detrás de la cortina.

Parece que cada día más, protestamos y nos quejamos de cosas cada vez más equivocas y erradas, o en otros casos protestamos cada vez más por cosas de poca importancia social mientras sectores enteros de nuestras sociedades se caen a pedazos. Parece que tenemos un gran problema con el asunto de la proporción y nos perdemos en la simpleza superficial de las compresiones políticas y sociales actuales.

Si el decreto del legislador ateniense Solón, de tachar como un crimen que cualquier ciudadano se alejara de controversias políticas y sociales que inherentemente le atañen, la gran mayoría viviríamos en una prisión. Falta de responsabilidad social, falta de coraje y conocimiento, son solo algunas de las causas de la inhabilidad de poder virar el curso de nuestros países a donde más nos convenga a la mayoría.

Tristemente, al menos en latinoamérica, vamos perdiendo la guerra en contra de las fuerzas globalistas y sus gastadas estrategias de dominación. Mientras estas pelean en otro frente con el eje asiático de una manera cada vez menos encubierta y más belicista. Pero al menos Rusia y China -con sus pros y contras en política interna y externa, de nuevo, considerando la gama de grises-, se levantan con aires de digna soberanía, mientras muchos de nosotros en latinoamérica, nos desentendemos de la complejidades políticas para culpar a los primeros frentes propuestos por los medios propagandísticos occidentales.

Todo esto resuena aún más con la situación actual en Venezuela, donde EEUU intenta asestar el contundente golpe final al gobierno "chavista", que sobrevivió por muchos años a una larga guerra económica, desestabilización encubierta y patrocinio de la oposición, que ahora, desafortunadamente, encajaron con las debilidades, huecos y falta de estrategias de la administración de Maduro. A como están las cosas ahora, es muy posible que EEUU logre su objetivo y termine de una vez por todas con el gobierno a la deriva de Venezuela. De nuevo, debemos ver las gamas de grises y las capas de complejidad en este asunto, tenemos varios culpables, unos más que otros, pero muchos solo se descargan con lo evidente, es decir, la propaganda de los medios masivos.

Cabe mencionar también, que es hora de que nos olvidemos de los términos Izquierda o Derecha -que ahora se han convertido en dogma, e incluso palabras para identificación personal-, de lo que debemos preocuparnos, es que cualquiera que sea la orientación de un posible gobierno, debe de tener nuestros mejores intereses en mente, con políticas proteccionistas efectivas ante la imparable maquinaria globalista que ha perdido los frenos desde hace mucho tiempo.

Pase lo que pase, si en latinoamérica no nos levantamos en contra del nuevo orden que nos tiene preparado la élite globalista - con un fuego ardiente, hambriento de verdad y justicia - tendremos los gobiernos que nos merecemos como sociedad y todas nuestras quejas e indignación perderán sentido en un océano de caos fabricado.