El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cree que ha llegado el momento de un cambio en Irán.
super trump
© InternetUn superhéroe que defiende los intereses del Estado Profundo
"Durante muchos años el gran pueblo iraní ha sido reprimido y está hambriento. También de libertad. Se violan los derechos humanos y se ha saqueado el bienestar material del país. ¡Ya es hora de que esto cambie!", fueron las palabras del líder estadounidense en su cuenta oficial de Twitter.


Comentario: ¡Pero con qué derecho habla de represión y hambre este sujeto! EE.UU. es todo menos una democracia. Los representantes instalados en el gobierno son producto del sistema más antidemocrático del planeta, y básicamente están para ejecutar los comandos de una oligarquía superpoderosa que concentra riqueza y mata de hambre a millones.

Resulta que ahora, estos dementes tienen el descaro de hablar del "hambre" de Irán cuando durante años han mantenido la economía del país árabe bajo estrictas sanciones que han incidido directamente sobre la vida de cada ciudadano iraní.

Que quede claro: si EE.UU. quieren que cambie algo en Irán no es por el pueblo sino por sus oscuros e inmundos intereses depredatorios.


El vicepresidente de EEUU, Mike Pence, hizo eco a las declaraciones de su jefe, calificando la "resistencia del pueblo iraní contra el régimen brutal" como heroica. La portavoz de la Casa Blanca, a su vez, declaró un respaldo directo a los manifestantes iraníes por parte de EEUU.

Las declaraciones de Trump llegan en un momento en el que el país persa se encuentra sumido en una ola de protestas y manifestaciones en muchas de las ciudades más grandes del país a raíz de una situación económica que ha ido empeorando desde finales de diciembre de 2017.

Según los medios de comunicación iraníes, al menos diez personas han perdido la vida durante los enfrentamientos. Desde el Gobierno iraní han salido al paso asegurando que "las fuerzas de seguridad en ningún momento abrieron fuego contra los manifestantes".

El presidente del país, Hasán Rohaní, atribuye el descontento de la población no únicamente a la difícil situación económica -la que considera una reclamación justificada-, sino también a incitaciones desde el exterior, ya que el país persa no carece de rivales directos en la región, como Arabia Saudí, Israel y el propio EEUU, entre otros.