Los científicos estadounidenses demuestran que la enfermedad de Alzheimer puede ser causada tanto por la predisposición congénita, como por el modo de vivir. Así, los factores de riesgo son las malas condiciones ambientales, trastornos del sueño y los hábitos alimenticios, descubiertos recientemente.
aceite
Los investigadores de la Escuela de Medicina Lewis Katz de la Universidad del Temple (Filadelfia, EEUU) declararon, que el consumo de aceite de colza está vinculado a consecuencias dañinas. Así, las pruebas en ratones mostraron que dicho producto puede causar obesidad, problemas de memoria y de capacidad de aprendizaje, lo que se considera como causas posibles de la enfermedad de Alzheimer.


Comentario: En general, la gran mayoría de aceites vegetales no son recomendables para consumo humano, y mucho menos para cocinar a altas temperaturas ya que se descomponen completamente. Su consumo está relacionado con obesidad, degeneración neurológica, y enfermedades inmunológicas.

El cerebro y el corazón son los primeros beneficiados por un régimen alimenticio que excluya aceites vegetales e integre grasas saturadas de calidad.

El aceite de colza se conoce desde la antigüedad, aunque principalmente lo utilizaban para engrasar las máquinas y encender las lámparas. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX los productores presentaron nuevos tipos de colza aptos para fabricar un aceite comestible, tras lo cual apareció un producto llamado canola - canadian oil, low acid (el aceite canadiense de baja acidez, en inglés).

Este tipo de aceite tiene un precio relativamente bajo y se promueve como un alimento sano. Sin embargo, las consecuencias de su consumo no se conocen bien.

Para llevar a cabo el estudio, el equipo científico de la Universidad del Temple observó a dos grupos de ratones. El primer grupo consumía alimentos habituales, mientras que el segundo recibía comida que contenía canola.

Después de seis meses de observación los investigadores notaron que los ratones del segundo grupo tenían sobrepeso. Además, empeoraron las habilidades cognitivas de los roedores. Los científicos revelaron que los animales del segundo grupo padecían una escasez de la proteína beta amiloide, (Ab40), necesaria para el funcionamiento correcto del cerebro. A consecuencia de ello, los neutrones resultaban dañados, y la memoria iba empeorando.

Ahora los científicos planean identificar en qué momento el aceite empieza a hacer daño al cerebro y si está vinculado a otras enfermedades neurodegenerativas.