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© Daniel James / Los TiemposComercialización de alimentos en un mercado del centro de la ciudad.
La parte este y sur de Cochabamba, junto al norte de Potosí y algunos municipios del Chaco son las regiones del país que más riesgo corren de sufrir escasez de alimentos, según el informe "Tras las huellas del cambio climático en Bolivia, adaptación en agua y seguridad alimentaria", del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que será presentado hoy en la ciudad de Cochamba en oficinas de la Gobernación.

El informe se presenta hoy a las 10:30 en el Salón de Honor de la Gobernación de Cochabamba, por los técnicos del PNUD.

Si bien el dato sobre Cochabamba ya es preocupante, el cambio climático puede golpear significativamente a la seguridad alimentaria en Bolivia si no se cuenta con opciones tecnológicas, financieras y de hábitos de consumo que permitan sustituir cultivos por otros más resistentes, implementar riego deficitario y soportar estos cambios con programas de investigación. Es una de las conclusiones del informe del PNUD.

"Los eventos climatológicos extremos como inundaciones, intensas sequías e incendios forestales, y la perdida de reservorios de agua en los glaciares andino-tropicales en Bolivia, han generado desde 2006 una pérdida en bienes y flujos económicos por un valor que fluctúa entre 300 y 400 millones de dólares anuales", según la representante residente del PNUD en Bolivia, Yoriko Yasukawa, quien escribe en las primeras páginas del informe.

Este documento técnico de carácter exploratorio refleja cuánto se ha llegado a comprender sobre la relación que existe entre el clima, la vulnerabilidad, la adaptación y la gestión del riesgo climático en Bolivia en dos áreas consideradas de alta prioridad: el agua y la seguridad alimentaria.

De esa manera, el informe se ha concentrado en la búsqueda, compilación y caracterización del conocimiento relevante que ha sido producido sobre el cambio climático en Bolivia, su influencia en las áreas de agua y seguridad alimentaria, y los esfuerzos de adaptación y respuesta desde lo local y desde los saberes ancestrales.

Otra de las conclusiones del informe es que, en términos generales, se puede decir que el tema referido a la adaptación al cambio climático y a la gestión del riesgo de desastres se encuentra insuficientemente agendado en las instituciones del Gobierno. En el ámbito urbano, las ciudades han concentrado a la población a través de la migración de habitantes rurales y su asentamiento en áreas no planificadas, que no cuentan con los servicios básicos necesarios, lo que acrecentó la vulnerabilidad a eventos climáticos.

Las consecuencias humanitarias para los habitantes de asentamientos informales y para la capacidad de respuesta y gobernabilidad de los municipios y del gobierno central no se encuentran suficientemente evaluadas.

Según el informe del PNUD, una concentración de esfuerzos en cuanto a valorar los impactos del cambio climático, los regímenes de precipitación y el retroceso de glaciares sobre la disponibilidad de agua en los sistemas de La Paz y El Alto puede traer importantes lecciones aprendidas. Pese a los desastres que han golpeado al país y a los importantes esfuerzos por robustecer las diferentes capacidades institucionales y humanas para enfrentar los impactos del cambio climático y fortalecer las acciones de adaptación, en el informe también se reconoce la presencia de una serie de obstáculos, carencias y necesidades que limitan la comprensión y conocimiento en temas de cambio climático.