Imagen
© CSICEmbrión de pez cebra con un secuencia de ADN humano
Sólo el 5% del ADN de cualquier organismo biológico de la Tierra lo componen genes codificados. El resto, el 95%, son las instrucciones que permiten que esos genes funcionen y es en ese material no codificado donde un equipo de investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado identificar secuencias que están presentes en todos los seres vivos, desde las medusas a los humanos.

Estas secuencias, relacionadas con el sistema nervioso, han permanecido prácticamente inalterables desde el origen de la evolución, controlando qué proteínas se expresaban y cuáles no. "Realmente son esas instrucciones las que marcan la diferencia entre los organismos desde hace 550 millones de años", ha señalado a EL MUNDO.es José Luis Gómez-Skarmeta, del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CSIC), coautor de este trabajo, publicado en la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS).

Los investigadores, según explica el biólogo, han tratado de identificar un total de 20 secuencias de ADN no codificante en los genomas de diferentes seres vivos. Para ello, han realizado un análisis comparativo de entre 30 y 40 genomas diferentes, de organismos que fueron cambiando a lo largo de cientos de millones de año. Fue así como identificaron siete de las secuencias que buscaban en organismos tan dispares como un erizo y un ser humano, e incluso dos eran comunes entre nuestra especie y una medusa, aún más primitiva.

"Esto significa que la evolución ha dejado intacta una parte del genoma y que, al margen del linaje, hay material genético que todos los seres vivos comparten y no va a cambiar", explica Gómez-Skarmeta.

Para comprobar que habían dado en el clavo, utilizaron peces cebra, introduciendo en su genoma las secuencias genéticas de los diferentes organismos, ya fueran erizos, corales, humanos, medusas o moscas. "El experimento confirmó que se expresaban proteínas relacionadas con el sistema nervioso de forma prácticamente igual en todos los casos, lo que indicaba que la instrucción era la misma", comenta el científico.

Regiones reguladoras

Hasta ahora, se creía que cada linaje de organismos había conservado sus propias regiones reguladoras, por lo que los vertebrados y las moscas, por ejemplo, las tenían diferentes. Pero no es así, según prueba este trabajo, y al menos hay algunas de esas regiones que se comparten. "Si los humanos tenemos un mecanismo que también poseen los corales, probablemente también lo tuvieran los ancestros comunes hace cientos de millones de años", argumenta Gómez-Skarmeta.

Hasta hace poco se pensaba que los organismos se diferenciaban por los genes y el resto del ADN era 'basura' que no tenía utilidad. Sin embargo, poco a poco la ciencia está descubriendo la importancia de esas secuencias, como revela el biólogo español: "Estos hallazgos han puesto de manifiesto que el ADN no codificante ha sido injustamente denominado ADN basura".

En la investigación ha participado el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, la Universidad de Barcelona y el Instituto de Tecnología de California.