Los Juegos Olímpicos suelen ser presentados como un evento de prestigio y oportunidad para las ciudades anfitrionas. El caso de Barcelona 1992 y Londres 2012 muestran cómo las Olimpiadas pueden transformar urbes en destinos turísticos internacionales. Sin embargo, la realidad económica para muchas ciudades es menos positiva.
paris olimpiadas
A menudo generan un gasto desmesurado que deja paso a infraestructuras costosas y abandonadas y a una tremenda subida de los precios en el mercado inmobiliario. En 2024 le toca a París intentar esquivar la "maldición olímpica" con un enfoque innovador que traslada las principales inversiones a las banlieues, a las zonas periféricas de la ciudad, intentando evitar los errores del pasado y volcándose en mejorar zonas históricamente desfavorecidas.