El ejército de Israel ordenó el 28 de julio la evacuación de dos barrios de la ciudad de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, alegando que detectaron lanzamientos de cohetes desde dichas zonas.
Así, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ordenaron a los refugiados que huyeran a la "zona humanitaria" de Mawasi, al oeste de Jan Yunis, cuyo perímetro cada vez es más reducido y se encuentra abarrotado de refugiados en casas de campaña, sin agua ni electricidad.
El análisis del New York Times descubrió que, en las últimas semanas, la zona se ha reducido en más de una quinta parte.
"Los mapas y el análisis de imágenes satelitales muestran que la zona ya está superpoblada, frecuentemente dañada por los ataques y carente de servicios médicos suficientes", indica el artículo.
En una declaración en su cuenta de Twitter, el comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), Philippe Lazzarini, dijo que sólo el 14% de las zonas de Gaza no están bajo órdenes de evacuación.
"Cada dos días, las autoridades israelíes emiten estas órdenes obligando a la gente a huir, creando caos y pánico", narró el alto funcionario."Casi todos en Gaza se han visto afectados por estas órdenes. Muchos se vieron obligados a huir en promedio una vez al mes desde que comenzó la guerra hace nueve meses", añadió.
En una entrevista previa, refugiados palestinos compartieron con Sputnik que viven en un cementerio debido a la guerra.
"Esta es la octava vez que me mudo a causa de esta guerra, no me queda nada de mis pertenencias. No sé dónde están mis familiares, si están con vida. No tengo fuerzas para ir a ninguna parte", comentó a este medio la desplazada Um Mahmud.La situación es tan grave que algunos de los desplazados se han instalado en el cementerio: allí al menos hay un lugar para sentarse con tranquilidad. Las personas montan tiendas y viven con la esperanza de que el conflicto acabe pronto.
Pero, de momento, tienen que huir de nuevo, y muchos no están preparados para eso. Tal es el caso de Najli Qadi, otra refugiada que contó a Sputnik que en el lugar se encuentran muchas personas enfermas o de edad avanzada, que "ya no responden a las órdenes del ejército israelí de marcharse, al no tener ni fuerzas ni oportunidades".
"No nos queda ninguna pertenencia, salvo un pedazo de cartón que encontré, ahora es nuestra cama. La pierna de mi hija está sangrando, le acaban de dar el alta en el hospital. No podemos huir a ningún otro sitio", compartió Qadi.
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