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No llevamos ni un mes de la presidencia de Donald Trump y el ritmo récord con el que el presidente número 47 de Estados Unidos está consiguiendo cambios es difícil de seguir. La semana pasada nos cuestionábamos las intenciones de Donald Trump para la población de la franja de Gaza. Esta semana un momento con tintes históricos tuvo lugar ante la mirada de todos.
A pesar de haber tenido avisos sobre las intenciones de Trump y Putin de iniciar contactos oficiales, la llamada de Donald Trump con el presidente ruso generó una ola de reacciones a nivel global. Una simple llamada entre adversarios para encontrar una solución a un problema común, donde hay intereses encontrados, parece haber hecho volar la cabeza de toda la prensa occidental y los líderes de Europa.
Este descongelamiento tiene el potencial de cambiar el rumbo del conflicto en Ucrania, Medio Oriente, la desdolarización, e incluso la guerra armamentista entre las naciones. Algunos interpretan este movimiento como el siguiente paso en la creación de un mundo tripolar, en el que EEUU, China y Rusia se dividirían las esferas de influencia global.
Por su parte, JD Vance les otorgó un ejemplar regaño a los líderes europeos en la cumbre de seguridad de Munich, demostrando las señales del drástico cambio de realidad del que todos fuimos testigos, con su enfoque en la debilidad y la falta de democracia en Europa occidental.
Comentario: Las guerras son casi indelebles: las marcas más profundas perduran durante generaciones.