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Miles de españoles"indignados" acudieron a las sedes de sus respectivos ayuntamientos para recriminar a la "clase política" la"corrupción endémica", el distanciamiento de la sociedad y la falta de transparencia y de mecanismos de participación directa de la ciudadanía.El movimiento del 15 de mayo (15M) protagonizó una nueva acción, horizontal y simultánea en decenas de ciudades del país para hacerse presente en los actos de toma de posesión de los alcaldes elegidos en los comicios del pasado 22 de mayo. La policía realizó desalojos con violencia en Madrid, Salamanca, Sevilla, Logroño, Vitoria, Palma de Mallorca y Burgos, entre otras, con lo que la plataforma ciudadana denunció que en menos de un mes suman más de 200 heridos por la "brutalidad policial".
La revolución de los "indignados"nació del hartazgo ciudadano ante una serie de "lastres" o "síntomas" del modelo político y económico, entre ellos la "corrupción" en la clase política, sobre todo a escala municipal, en la que en los últimos años se han registrado los peores casos en los que siempre están implicados alcaldes, diputados, dirigentes locales de los principales partidos y poderosos empresarios de la construcción. Por eso una de las consignas recurrentes del movimiento cívico español es, precisamente, del repudio a la corrupción. Precisamente en las últimas elecciones municipales, el movimiento 15M denunció que sólo en estos comicios había 115 candidatos imputados por delitos de corrupción y abuso de poder, la mayoría resultaron vencedores de la contienda, como el presidente de la la Comunitat de Valencia, el conservador Francisco Camps, y numerosos diputados, también del PP, en Madrid.