La grelina ha sido acuñada como la "hormona del hambre" porque en estudios anteriores las personas que recibieron la hormona se hicieron tan voraces que comieron significativamente más que su consumo normal de alimentos.
mente y comida
La grelina podría actuar como el "centro de placer" de su cerebro, lo que lo haría comer otra rebanada de pastel de queso, simplemente porque recuerda lo bien que supo y lo bien que lo hizo sentir la primera rebanada (al menos en ese momento). En resumen, uno de los factores que lo hacen comer (y comer en exceso o un postre extra, aunque ya esté lleno) es, sin lugar a dudas, la grelina.

Lo que influye en los niveles de esta hormona en su cuerpo es un tema completamente diferente—uno bastante complejo. Sin embargo, uno de los hallazgos más intrigantes hasta la fecha, es el poder de su mente para engañar a su estómago en un sentido, lo que resulta en una dramática disminución en los niveles de grelina, incluso en ausencia de un alimento indulgente.

Su manera de pensar podría alterar la hormona del hambre

La psicóloga Alia Crum, se propuso determinar si la información nutrimental de un alimento podría desencadenar cambios físicos en su cuerpo.

Para el estudio, los participantes tomaron un licuado de 380 calorías que fue etiquetado en dos maneras muy diferentes. Una etiqueta decía que el licuado "indulgente" tenía 620 calorías y el otro decía ser un licuado "ligero" de 140 calorías. Resulta que tanto los cambios físicos como los niveles de saciedad en los participantes coincidieron con lo que estaba escrito en la etiqueta, en lugar de lo que en realidad estaba en la taza.

Los que pensaban haber consumido el licuado indulgente tuvieron un descenso dramáticamente más pronunciado en la grelina después de consumir la bebida, mientras que los que pensaban que habían bebían un licuado ligero tuvieron una respuesta "insignificante" en la grelina.

Mientras tanto, quienes tomaron el licuado indulgente se sintieron más satisfechos, lo que demuestra que "la saciedad de los participantes fue consistente con lo que ellos creían que habían consumido a diferencia del valor nutricional verdadero de lo que consumían."

Así que resulta que su forma de pensar puede tener un mayor impacto en sus niveles de grelina incluso mayor que los nutrientes que consume, y esto tiene implicaciones significantes. Al pensar que el alimento que acaba de comer es satisfactorio, podría, de hecho, disminuir los niveles de la hormona del hambre, que tiene el efecto secundario de acelerar su metabolismo con el fin de empezar a quemar las calorías que acaba de comer.

Los investigadores explicaron:
"El efecto en la grelina sobre el consumo de alimentos podría ser mediado psicológicamente, y su manera de pensar afecta significativamente las respuestas fisiológicas del alimento."
¿Por qué los alimentos "dietéticos" no le ayudan a perder peso?

El estudio muestra otra razón por la que los alimentos dietéticos tan a menudo fallan en ayudar a las personas a perder peso. Recuerde, cuando las persona tomaron el licuado ligero (que se promocionada con cero grasa, sin azúcar añadido y bajo en calorías), sus niveles de grelina no tuvieron un cambio relativo.

Esto significa que sus cuerpos no estaban recibiendo la señal de que estaban llenos y que deberían dejar de comer, tampoco estaban recibiendo el impulso adecuado en sus metabolismos.

Como se mostró en el video, si los fabricantes de alimentos realmente hubiesen deseado ayudar a las personas a perder peso, tal vez haber etiquetado a los alimentos con su contenido de grasa y calorías totales hubiera sido lo ideal en lugar de promover un producto dietético, que es poco probable que provoque un conjunto positivo de creencias en la mayoría de la gente.

Otros estudios también han demostrado que el cerebro no se deja engañar por los alimentos que ofrecen un sabor dulce sin calorías, como los que son endulzados artificialmente. Los experimentos han encontrado que el sabor dulce, independientemente de su contenido calórico, mejoran el apetito y provocan un efecto que libera insulina.

Se ha descubierto que el aspartame tiene el efecto más pronunciado, pero lo mismo aplica para otros endulzantes artificiales, como el acesulfame de potasio, sucralosa (Splenda) y sacarina.


En breve, cuando come algo dulce, el cerebro libera dopamina, que le proporciona una tormenta de placer. El centro de recompensa de su cerebro se activa. La hormona reguladora del apetito "leptina" también es liberada, lo que eventualmente le indica a su cerebro que está "lleno" una vez que ha ingerido una cierta cantidad de calorías.

Por el contrario, cuando consume algo dulce pero sin calorías (es decir, un endulzante artificial), la vía del placer de su cerebro todavía esta activada por el sabor dulce, pero no hay nada que la desactive, ya que su cuerpo todavía está esperando las calorías. Como resultado, podría terminar comiendo en exceso y, finalmente aumentar de peso.

¿Qué más influye con la hormona del hambre?

Cada vez es más claro que lo que hace que las personas coman ciertos alimentos, y lo que los hace comer o dejar de comer, es algo que involucra a muchos factores. Sus creencias sobre un alimento podría ser uno de ellos, pero también hay otros.

Por ejemplo, la privación crónica de sueño aumenta la grelina, lo hace sentir hambre cuando en realidad no necesita comer. Probablemente esta es una de las razones por las que la falta de sueño podría ayudarle a aumentar de peso.

La insulina también podría desempeñar un rol en regular los niveles de grelina. En un estudio, los niveles de grelina fueron monitoreados en ocho adultos sin diabetes, mientras se les daba una infusión de insulina de dos horas.

Poco después de empezar la infusión, los niveles de grelina comenzaron a bajar. Cuando se detuvo la infusión de insulina, los niveles de la hormona del hambre comenzaron a subir rápidamente y regresaron a la normalidad.

Dado que la insulina es conocida por aumentar los niveles de leptina--la "hormona de la obesidad" que le dice al cerebro que contenga el apetito después de comer--los resultados sugieren que la insulina desempeña un rol fundamental en controlar lo que come.

En otras palabras, digamos que come un postre azucarado. Su producción de insulina aumenta de modo que el azúcar en la sangre puede ser llevada a las células para que sea utilizada como energía. Consumir esta azúcar también aumenta la producción de leptina, que regula el apetito y el almacenamiento de grasa y disminuye la producción de grelina, que ayuda a regular el consumo de alimentos.

La idea es que cuando come, su cuerpo sabe que debe estar menos hambriento. Sin embargo, cuando la insulina esta desequilibrada (como en el caso de la resistencia a la insulina), los niveles de grelina se mantienen elevados incluso después de consumir un alimento-- una condición que genera hambre crónica (principalmente de carbohidratos), consumo excesivo de alimentos y aumento de peso indeseable.

La fructosa también podría interferir con los niveles adecuados de grelina

La fructosa--una forma barata de azúcar utilizada en miles de productos alimenticios y bebidas-- puede dañar el metabolismo humano y es probable que alimente a la crisis de la obesidad. Esto se debe a que su cuerpo metaboliza la fructosa de una manera muy diferente de la glucosa, la fructosa ahora está siendo consumida en grandes cantidades, lo que ha empeorado más intensamente lo efectos negativos.

Si alguien trata de decirle que "el azúcar es azúcar", es una indicación que esa persona no está actualizada. Cada vez es más claro que por el simple hecho de comer fructosa, incluyendo jarabe de maíz de alta fructosa, podría aumentar drásticamente su tendencia de comer en exceso.

Como puede ver, la glucosa suprime la hormona del hambre "grelina" y estimula la leptina que suprime el apetito. Sin embargo, la fructosa no tiene efecto sobre la grelina e interfiere con la comunicación entre su cerebro y la leptina, lo que da como resultado el consumo excesivo de alimentos.

Esta es la razón por la que fructosa podría contribuir al aumento de peso, aumentar la grasa del vientre, resistencia a la insulina y síndrome metabólico—por no mencionar la larga lista de enfermedades crónicas que están relacionadas con estas condiciones.

También es un ejemplo adicional de la compleja relación que sus hormonas del hambre tienen en su capacidad para regular el consumo de alimentos. Aun así, la idea de que su mente y sus creencias sobre lo que come también influyen en los niveles de la grelina es algo fascinante y que merece la debida atención. Como lo reportó NPR:
"Nuestras creencias importan en prácticamente todos los ámbitos, en todo lo que hacemos", dice Crum. "La cantidad es un misterio, pero creo que no le hemos dado suficiente crédito al rol de nuestras creencias en términos de determinar nuestra fisiología.
Tenemos esta ciencia metabólica muy simple: Consumo de calorías, desgaste de calorías. Las personas no quieren pensar que nuestras creencias también influyen, "dice ella." Pero así es.
Es mejor un enfoque mente-cuerpo para la pérdida de peso

En un estudio de estrategias probadas que mostraron ayudar a las personas a perder peso y mantenerse en forma durante al menos un año, muchas de las estrategias eran emocionales por naturaleza, incluyendo:
  • Evitar comer en respuesta a las emociones negativas y el estrés
  • Ser responsable de las sus decisiones
  • Fomentar un sentido de autonomía, motivación interna y autoeficacia en el mantenimiento de la pérdida de peso
  • Establecer una red de apoyo social
A menudo, aumento de peso es una consecuencia de los factores emocionales, así que es importante hacer una limpieza emocional con regularidad.

La meditación, oración, yoga y herramientas de la psicología energética tales como Técnica de Liberación Emocional (EFT),todas son opciones viables que pueden ayudarle a aliviar el estrés y a eliminar los bloqueos emocionales ocultos que le impiden lograr sus objetivos de pérdida de peso (o llevar una alimentación más saludable).


Comentario: También recomendamos el programa de respiraciones Éiriu Eólas para manejar el estrés y la ansiedad del día a día.


El otro elemento es que muchas personas todavía están evitando los mismos alimentos que les provocaran esa misma sensación de saciedad que su mente desea--alimentos como la mantequilla con grasa, aceite de coco, nueces, aguacatesy otras grasas que benefician la salud.

Aunque está claro que hay diferencias individuales, la mayoría de las personas se benefician al llevar una alimentación alta en grasas saludables (tanto como 50-70 % de las calorías consumidas), cantidades moderadas de proteína de alta calidad y muchos vegetales.

Este tipo de alimentación optimizará sus niveles hormonales (grelina, leptina e insulina), lo que básicamente lo dejara sintiéndose satisfecho en mente y cuerpo, para que no tenga sentimientos de privación que pudieran causar estragos en sus niveles de la hormona del hambre y el metabolismo.

De hecho, la investigación muestra que las calorías del pan, azúcares refinados y alimentos procesados ​​promueven el consumo excesivo de alimentos, mientras que las calorías de los vegetales enteros, proteínas y fibra disminuyen el hambre.

Las calorías simplemente no son iguales, razón por la cual es inútil tratar de perder de peso a través del conteo de calorías, pero comer el tipo correcto de alimentos, sí