Ya transcurrió un mes desde el envenenamiento en territorio británico del exagente Sergei Skripal y su hija Yulia, y hasta el momento lo único que hemos visto por parte de las autoridades del Reino Unido es un desfile interminable de acusaciones infundadas y torpes contradicciones.
skripal
© InternetEl sainete británico lleva un mes y promete seguir asqueándonos aún
A las desentonadas voces de los monigotes de la tierra de Shakespeare, le han acompañado un desafinado coro de castrati europeos. Coro por cierto que no parece encontrar nunca el fondo de ese profundo hoyo de indignidad rastrera y servil por el que vienen cayendo desde hace años. Y la elección de la figura del castrato le aseguro que no es casual; no quiero parecer demasiado grosero, pero a estos Estados les falta justo eso,... sí, esa parte que le amputaban a los pobres castrati.

Cuando uno se pone a analizar todo lo sucedido hasta ahora, verdaderamente no sabe si preocuparse más por la demencia de los británicos, las ansias belicistas de EE.UU., o la sumisión vergonzosa de las naciones "aliadas" al eje anglo/estadounidense del imperio occidental. Honestamente, creo que lo mejor sería preocuparse por las 3 cosas, pero para serle franco, esto último es quizá lo que más me pone la piel de gallina.

La semana anterior, esta corte de lame-traseros-anglosajones decidió apegarse al libreto imperial y expulsar a diplomáticos rusos. En ese entonces, no pude más que sorprenderme, sinceramente esperaba una actitud más digna, al menos lo esperaba de orgullosas y poderosas naciones como Alemania o Francia (¡sí, lo sé, soy muy ingenuo!), pero no, una vez más fui decepcionado.

Es cierto, como en aquel momento dijo claramente Lavrov, "el chantaje sigue siendo el único lenguaje de EE.UU. en la arena internacional. [...] La decisión de muchos países europeos de expulsar a diplomáticos rusos es resultado de una presión colosal, de un chantaje colosal". Puedo entender la presión incesante del Imperio, pero ¿cuál es el límite?, ¿hasta qué punto se someterán y seguirán instrucciones que no hacen más que condenarlos a vivir una colosal tragedia?

Aun así, como soy algo obstinado, mi fe en la razonabilidad de alguno de estas naciones no murió aquel día, sino que se renovó tan pronto como el sabor amargo de aquella muestra de vasallaje humillante se fue diluyendo... ¿Para qué?... Para nada, porque ayer mismo, las mismas naciones "socias" del anglo-imperio volvieron por enésima vez a demostrar cuan bajo pueden llegar.

El 4 de abril tuvo lugar una reunión de la OPAQ en la que Rusia presentó un proyecto conjunto con Irán y China, que solicitaba iniciar una investigación ruso-británica del ataque contra el exespía. Esto, claro está, es más que razonable, Rusia es la acusada, por tanto tiene derecho a saber de qué se la acusa, a acceder a toda la evidencia supuestamente incriminatoria y a llevar a cabo una investigación (o participar en una) con el fin de defenderse y eventualmente revelar los verdaderos quiénes, cómos y porqués de este asunto.

Para hacer corta la historia, el proyecto fue bloqueado por los países occidentales y algunos "socios" asiáticos. Prácticamente los que evitaron que prosperara la iniciativa fueron los mismos países que dócilmente expulsaron diplomáticos rusos una semana atrás. ¡Patético, triste, frustrante!

Según se informó, sólo 6 de los 41 miembros (los valientes, podríamos decir) del Comité Ejecutivo de la OPAQ votaron a favor de la propuesta rusa; 15 Estados, incluido el Reino Unido, se expresaron en contra (estos podrían ser las cucarachas rastreras + 1), y 17 se abstuvieron (los cobardes, nunca faltan).

Usted y yo sabemos que al bloquear la propuesta, Occidente no hizo más que dejar en evidencia su profundo temor a que se revele la falsedad de sus acusaciones contra Rusia.

Casi autoincrimando a su nación, John Foggo, representante permanente de Londres ante la OPAQ, dijo ""No aceptaremos la exigencia de Rusia de llevar a cabo una investigación conjunta del ataque en Salisbury, porque el Reino Unido, apoyado por muchos otros países, concluyó que es altamente probable que las autoridades rusas son responsables por el ataque y no existe otra explicación verosímil".

Analicemos estas afirmaciones detenidamente:
  • No hace falta ser muy ingenioso para, por lo menos, sospechar que el apoyo de "otros países" es producto de las prácticas extorsivas de Washington. Hemos visto hasta el hartazgo como EE.UU. adora disfrazar esta dinámica coercitiva, de solidaridad euroatlántica y hacerla ver como una muestra de la férrea voluntad de las naciones aliadas.
  • Luego dice que ellos concluyeron que "es altamente probable que las autoridades rusas sean culpables". ¿Sabe usted cómo arribaron a esta conclusión? Aparentemente, sin mediar ninguna investigación, simplemente asumieron que la sustancia utilizada como veneno era Novichok, un arma química fabricada por la URSS en los 70, y listo... ¡Rusia culpable!... Simples matemáticas ¿no? La realidad es que no saben (o no quieren revelar) cómo fueron envenenados los Skripal, cuándo, dónde, y obviamente, tampoco quién los intoxicó. De hecho, ahora sabemos que ni siquiera saben si la sustancia es propiamente Novichok de fabricación rusa, porque sus mismos investigadores del laboratorio de Porton Down dijeron justo hace un par de días que no pudieron determinar la procedencia de la sustancia. En definitiva, NO SABEN NADA, pero igual Rusia es culpable.
  • Por último, dice que sencillamente "no hay otra explicación verosímil". Esta afirmación sería hilarante si no fuera porque la consecuencia de aplicar semejante lógica de protozoo unicelular podría terminar por ocasionar un conflicto bélico a escala planetaria. No sólo esta no es la explicación más verosímil (piénselo, ¿podría Putin antes de la elecciones rusas y el mundial de fútbol mandar a hacer semejante estupidez sin sentido?), sino que hay otra MUCHÍSIMO más probable: dada la campaña rusofóbica llevada a cabo desde hace años para mitigar el efecto devastador para la agenda occidental del accionar ruso, es mucho más plausible que el Imperio anglo/estadounidense organizara una operación de falsa bandera para afectar a Rusia y forzar a todos los miembros a "darle vitaminas" a la OTAN para protegerse de la terrible "amenaza roja".
En definitiva, las estupideces de John Foggo son dignas de ser enmarcadas y colgadas en el salón de la fama... pero en el salón de las más famosas infamias.

Como si el mérito a la deshonra acumulado por el funcionario británico fuera poco, el muy cínico se atrevió a decir que "la propuesta de Rusia de investigación conjunta sobre el incidente de Salisbury es perversa, se trata de una táctica de distracción y de desinformación aún mayor, destinada a evadir las preguntas que las autoridades rusas deben responder".

¡Si los hipócritas volaran este señor sería el Concord! ¿Perverso? ¿De qué habla? ¿No es acaso perverso acusar a alguien sin pruebas y en contra de las normas más básicas del Derecho Internacional, o instigar una masiva agresión diplomática sin precedentes invocando vaya a saber qué clase de lealtad pervertida, o incitar insensatas hostilidades que eventualmente podrían llevarnos a una catastrófica guerra de alcance global? ¡Eso es perverso! Que Rusia solicite formalmente participar de una investigación para probar su inocencia es totalmente razonable, no perverso.

Y hablando de "tácticas de distracción y desinformación", esta acusación en boca de un representante del Imperio más corrupto, vil y mentiroso que hayamos visto, es repugnante. Los señores que organizaron el atentado del 11-S en Nueva York y 7-J en Londres, los lunáticos que aniquilaron a 1 millón y medio de iraquíes tras mentir en la ONU sobre las armas químicas de Saddam, los desgraciados que destruyeron Libia y la sumergieron en la peor de las miserias, los desalmados que crearon ISIS y arruinaron Siria,... ¿esos son los que acusan a Rusia de mentir y desinformar? ¡¿Con qué autoridad moral?!

Para rematar esta infamia, Foggo no tuvo mejor idea que acusar a Rusia de no querer responder preguntas. El asunto es que a Rusia no le preguntaron nada, directamente la acusaron. En cambio Moscú sí confrontó a Londres con 14 preguntas sobre el caso Skripal. Entre todas las preguntas, la 13 es particularmente interesante: ¿Dispone el Reino Unido de muestras de control del agente químico bélico al que los representantes británicos se refieren como "Novichok"?

El punto es simple, para poder afirmar que la sustancia utilizada en los Skripal es Novichok, necesitan una muestra de referencia de Novichok. Si la tienen (que de hecho la tienen) tranquilamente ellos mismos podrían haber envenenado a Skripal, y por ende el maloliente argumento de "la única explicación verosímil" quedaría hecho añicos.

En el día de hoy la OPAQ acaba de informar que concluirá la semana que viene el análisis de las muestras de la sustancia tóxica utilizada en Salisbury. Recomiendo al lector que no abrigue demasiadas esperanzas de que el reporte de este organismo sea esclarecedor, y menos aún de que definitivamente pruebe lo que todos sospechamos, que Rusia no tiene nada que ver con este montaje de pacotilla.

Y para estar más convencidos de que probablemente nada bueno saldrá de todo esto, el secretario general de la OPAQ indicó que una copia de este informe será enviada al Reino Unido, y el acceso de los demás países se deberá acordar con ellos. Así que olvídese de que Rusia pueda verlo,... salvo que el descaro de Occidente haya llegado ya a niveles monumentales, y directamente falseen los resultados para inculpar a Moscú... Dadas las circunstancias, ¡creo que ya nada podría sorprenderme!