Arranca en los Andes chilenos el mayor proyecto de observación del universo desde la Tierra, en el que colabora España.© Desconocido
Según la mitología griega, los cien ojos del gigante Argos hicieron de él un centinela excelente para el panteón olímpico, ya que nunca coincidían todos sus párpados dormidos. La ciencia ha recogido esta imagen creada por la leyenda helénica para convertirla en el mayor observatorio terrestre:
el telescopio ALMA, un vigía gigante de 66 ojos con el que se pretende llegar a ver lo más frío y oscuro del universo. Puesto en marcha esta semana, la sensibilidad y capacidad de este observatorio proporcionará a los investigadores claves decisivas para entender el proceso de creación de las estrellas.
El observatorio ALMA, ubicado a 5.000 metros de altura en los Andes chilenos, ya tiene abiertos y en funcionamiento 16 ojos de los 66 que llegará a tener. Sin embargo, a pesar de tener activas estas pocas antenas, "
ya es con diferencia el telescopio más potente de este tipo que existe", asegura el investigador del CSIC en el Instituto de Física de Cantabria, Xavier Barcons. Para este astrónomo, esta herramienta supone dar "dos pasos hacia adelante de golpe, en lugar de uno" por su capacidad de capturar información y por la resolución y nitidez con la que registra fotografías del universo.
El entramado de antenas móviles, que funciona conjuntamente para afinar su visión y multiplicar su capacidad, recoge ondas milimétricas y submilimétricas, una información mucho más sutil que la de la luz óptica que recolectan los telescopios convencionales. Así, en lugar de capturar el calor luminoso de las estrellas,
dibuja la gélida oscuridad de las nubes de moléculas que se denominan el universo frío y que están en el origen de la formación de las estrellas, el principal objetivo de estos paparazzi de astros en formación.
Comentario: Como observación adicional a este artículo nos gustaría recordarles desde SOTT que, como hemos destacado innumerable cantidad de veces, negar la realidad sólo por ser desagradable tiene efectos negativos sobre nuestro cerebro y en consecuencia sobre nuestro comportamiento. Ver la realidad tal como es, despojado de subjetividad, nos abre las puestas al aprendizaje y la evolución. Las evidencias parecen indicar cada vez más con más claridad que no hay peor mentira que la que uno se hace a sí mismo...