Cada vez son más las personas enfermas en la costa estadounidense del Golfo de México debido al derrame de crudo de British Petroleum (BP), que usó dispersantes tóxicos para frenar el desastre."Tengo un doloroso sarpullido en el estómago", dijo a IPS Denise Rednour, de Long Beach, en el meridional estado de Mississippi. "Parece que sangrara por dentro", apuntó.
Rednour vive cerca de la playa, por donde camina casi a diario desde que explotó la plataforma petrolera de BP el 20 de abril. Según ella, hay cada menos animales silvestres y, muchos días, el olor a productos químicos inunda el aire.
Los actuales problemas de salud de Rednour siguen a los que padece desde hace meses, como dolor de cabeza, dificultades respiratorias, resfrío, náuseas y hemorragia por los oídos.
Para contrarrestar el derrame de por lo menos 4,9 millones de barriles de crudo en el Golfo de México, BP reconoció haber utilizado 7,18 millones de litros del solvente Corexit, prohibido en 19 países, para degradar el petróleo.
Los dispersantes contienen químicos que, según muchos científicos y toxicólogos, son peligrosos para la salud humana, la vida marina y silvestre.