Los procesos eléctricos asociados con la actividad solar y los rayos cósmicos, como veremos a continuación, juegan un papel fundamental en los cambios y comportamiento de la atmósfera de la Tierra. En definitiva, en nuestro clima. Por ese motivo y también por su trascendencia, he decidido profundizar en el tema y traerlo a estas páginas de
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De casi todos es sabido que en 2019 estamos entrando en un periodo de «Gran Mínimo Solar», de ahí el título. Además, según los datos que los astrofísicos solares han recopilado en los últimos años, va a ser profundo y duradero. Por lo tanto también trataremos aquí las consecuencias de un «Gran Máximo Solar» así como la relación entre un «Gran Mínimo Solar» y la actividad volcánica.
Cientos de titulares culpan al CO2 del frío extremo en Rusia y del calor extremo en Australia. Los medios corporativistas nunca postulan que el « Gran Mínimo Solar » puede tener algo que ver este clima extremo.
Ya es sabido que una baja actividad solar se manifiesta, entre otros fenómenos, por un debilitamiento del campo magnético del Sol y del viento solar. Esto provoca a su vez que se debilite la magnetosfera de la Tierra, nuestro escudo protector ante las radiaciones eléctricas externas.
La consecuencia de esto es un aumento de los rayos cósmicos que alcanzan nuestra atmósfera y también la superficie de la Tierra. Ahora la gran pregunta es ¿Es posible que este aumento de rayos cósmicos afecte también al clima de la Tierra? La respuesta es afirmativa. A continuación veremos cómo.
Clara evidencia de la anti-correlación entre la actividad solar (superior) y el flujo entrante de rayos cósmicos galácticos (inferior), indicados por el conteo de neutrones promediados mensualmente. Mayor actividad solar implica menor incidencia de rayos cósmicos en la Tierra, y a la inversa. Periodo 1960-2005.
Comentario: Partes de Suiza se enfrentan a fuertes nevadas tempranas de hasta medio metro de altura