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Chile. Rodrigo Martínez tiene más de tres mil piedras caídas del cielo, que hoy muestra en su museo en San Pedro de Atacama. Lleva 30 años buscando estas rocas en el desierto. Fuimos a conocerlo y, de paso, a seguirlo en una de sus rutas.
El sol pega fuerte en el desierto, pero a Rodrigo Martínez parece no importarle. Es el chileno con la colección más grande de meteoritos. Es también un biólogo marino, de 47 años, tres hijos, que acaba de inaugurar, en San Pedro de Atacama, el primer museo dedicado a esta especialidad. Allí invita a tocar las estrellas. Tal cual. En el número 299 de la calle Tocopilla, a tres cuadras de la plaza, están los domos que exhiben lo mejor de su colección. Algunos ejemplares llegan a pesar 30 kilos; otros, como los condritos, son más pequeños, pero tienen 4.500 millones de años. "No vas a tener nunca una roca más antigua", advierte poco antes de iniciar una nueva travesía. O "búsqueda express", como le llama él a su manera de encontrar piedras caídas del cielo. Se interna con su camioneta por el desierto, conduce a baja velocidad y observa detenidamente cada fragmento rocoso que cruce por su camino. Mira y ataca. Casi no falla a la hora de cazar meteoritos. La Nasa, la Universidad de California y el Cerege, una rama de la Universidad de Marsella, reciben sus muestras y acreditan la veracidad de cada hallazgo. Casi 30 años de búsqueda incansable, semanas enteras metido en uno de los ambientes más inhóspitos del planeta, sin más compañía que su GPS, una carpa o su casa rodante.