© ReutersEl primero de enero, las calles de Beebe amanecieron salpicadas de mirlos muertos.
A la pequeña localidad de Beebe, en el estado de Arkansas, 2011 trajo dos hechos extraordinarios. El primer día del año, las calles de ese pueblo estadounidense amanecieron cubiertas por cerca de 5.000 mirlos muertos. Como consecuencia, en los días siguientes, Beebe se convirtió en noticia en todo el mundo.
Cuando sólo faltaba una hora para la entrada del año nuevo, decenas de mirlos comenzaron a caer sobre el asfalto de las calles de Beebe, sobre las aceras, sobre los tejados..."Era difícil conducir por algunos lugares sin pasar sobre ellos", aseguró Robby King, funcionario del condado.
Quizá la imagen de un pueblo salpicado de pájaros muertos tenga algo de macabro y surrealista, pero la lluvia de animales no es un fenómeno nuevo. En la ficción, algunos recordarán la lluvia de ranas en la película Magnolia, del director Paul Thomas Anderson.
Lluvias de animalesEn la realidad, en 2007, miles de ranas diminutas cayeron vivas del cielo en el pueblo español de Rebolledo y, cada año, entre mayo y julio, los habitantes de la localidad hondureña de Yoro aseguran que llueven peces