Traducido por el equipo de Sott.net en español
Por mucho que el Covid-19 sea un interruptor, una bomba de tiempo y un arma de destrucción masiva, un feroz debate se está llevando a cabo en todo el mundo sobre la validez de la cuarentena masiva aplicada a ciudades, estados y naciones enteras.
Los que están en contra argumentan que el bloqueo del planeta no sólo no está deteniendo la propagación del Covid-19, sino que también ha llevado a la economía mundial a un estado criogénico, con consecuencias imprevistas y graves. Por lo tanto, la cuarentena debería aplicarse esencialmente a la población con mayor riesgo de muerte: los ancianos.
Con el cierre del planeta y los desgarradores informes del frente del Covid-19, no hay duda de que esta es una afirmación incendiaria.
Paralelamente, los medios corporativos están indicando que si los números no bajan sustancialmente, el Planet Lockdown (planeta confinado) -un eufemismo para el arresto domiciliario- permanecerá, indefinidamente.
Michael Levitt, premio Nobel de Química en 2013 y biofísico de Stanford, acertó cuando calculó que China pasaría lo peor del brote del Covid-19 mucho antes de lo que creían multitud de expertos en salud, y que "
lo que necesitamos es controlar el pánico".
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