Durante una intervención a propósito de la celebración musulmana del Eid al-Adha, Joe Biden refirió el sufrimiento de las familias gazatíes por presenciar la destrucción de sus comunidades y prometió "hacer todo lo posible" para lograr el acuerdo de alto al fuego.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció que un gran número de personas inocentes fueron asesinados, incluidos miles de niños, durante la guerra de más de ocho meses en la Franja de Gaza.

Durante una intervención a propósito de la celebración musulmana del Eid al-Adha, Biden refirió el sufrimiento de las familias gazatíes por presenciar la destrucción de sus comunidades.

Su mensaje instó a las partes del conflicto a adoptar la iniciativa presentada en las últimas semanas para llegar a un acuerdo de alto al fuego, lo cual representaría la mejor manera de ayudar a los civiles en la Franja.

Biden describió la importancia de este tiempo de "oración, reflexión y sacrificio" para los seguidores del Corán, y consideró la fecha un recordatorio de "nuestra igualdad ante Dios y la importancia de la comunidad y la caridad".

Según sus palabras, Estados Unidos es bendecido como el hogar de millones de musulmanes, quienes enriquecen a la nación de innumerables maneras, desde la medicina hasta la tecnología, la educación, el servicio público, las artes y otras.

También se jactó de tener la administración con más empleados musulmanes en la historia del país norteño, y de ser el primer presidente en nominarlos al poder judicial federal.

El mandatario dijo agradecer todos los días su duro trabajo en nombre del pueblo estadounidense, y los llamó "nuestros vecinos, familiares, amigos y conciudadanos".

Biden se centró en la situación de la población civil en Gaza, y el empeño de su administración en "hacer todo lo posible" para poner fin a la guerra, liberar a todos los rehenes y entregar ayuda humanitaria.

De igual modo apeló a una "futura solución de dos Estados", a su juicio la única manera de lograr una paz duradera para palestinos e israelíes, y reiteró su respaldo a la propuesta de alto al fuego en tres fases, para finalizar la guerra "en última instancia".

Asimismo, mencionó las gestiones de su país para encontrar una solución al conflicto en Sudán, y la defensa de los derechos a vivir libres de violencia y miedo de otras comunidades musulmanas, como los rohingya, en Birmania, y los uigures, en la República Popular China.

De acuerdo con el gobernante, "el odio no tiene lugar en Estados Unidos", y reveló una estrategia nacional para combatir la islamofobia y las formas conexas de sesgo y discriminación, que afectan no sólo a los musulmanes, sino también a los árabes, sijs y sudamericanos.

Insistió, en que en Estados Unidos "todo el mundo es tratado con respeto, toda la humanidad es apreciada, y nuestras diferencias son vistas como fuente de fuerza".

El inquilino de la Casa Blanca apeló a valores comunes como la compasión, la empatía y el respeto mutuo, y prometió dar la "bienvenida a casa a nuestros peregrinos musulmanes americanos que se han ganado el título de Al-Hajj".

Sin embargo, desde el inicio de la agresión de "Israel", Estados Unidos mantuvo su apoyo abierto e incondicional a ese régimen genocida, con maniobras diplomáticas en el Consejo de Seguridad de la ONU, guerra mediática y miles de millones de dólares en equipos y armamentos empleados para masacrar al pueblo palestino en la Franja de Gaza.

Además, lidera los bombardeos a Yemen por boicotear el comercio de la entidad de ocupación y permitió el cierre de los puestos fronterizos por donde las organizaciones humanitarias intentan hacer llegar alimentos y otras necesidades vitales a la población desplazada dentro de la Franja.