Traducido por el equipo de SOTT.net

Las estadísticas lo dicen todo: si vives en Estados Unidos en 2024, lo más probable es que conozcas a alguien con un hijo al que le hayan diagnosticado TDAH o autismo. También es probable que le receten fármacos potentes como Adderall para sobrellevarlo.
autism vaccines
Vía Statista (énfasis añadido):
"Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la prevalencia del autismo entre los niños estadounidenses ha aumentado significativamente en los últimos años. Mientras que 6,7 de cada 1.000 niños fueron diagnosticados con trastorno del espectro autista (TEA) en 2000, ese número había aumentado a 27,6 de cada 1.000 niños en 2020. Esto significa que actualmente 1 de cada 36 niños en EE.UU. es diagnosticado de TEA, frente a 1 de cada 150 niños hace 20 años.

Las razones de este aumento de la prevalencia no se conocen del todo y probablemente sean complejas. Algunos de los posibles factores que se han propuesto son una mayor concienciación y detección del autismo, cambios en los criterios de diagnóstico y factores ambientales o genéticos. Independientemente de las razones, este aumento en el número de niños con autismo pone de relieve la importancia de la identificación e intervención tempranas para ayudar a los niños con TEA a alcanzar su pleno potencial".
Los acólitos de La Ciencia™ simplemente afirmarán una y otra vez que la razón por la que parece haber más autismo a un ritmo cada vez mayor es que los médicos simplemente están mejorando en su diagnóstico.

Por ejemplo, afirmarán que la razón por la que el autismo es prácticamente inexistente en poblaciones que pasan de las vacunas infantiles y todo tipo de intervenciones farmacéuticas modernas, como los Amish, es que su autismo simplemente no se diagnostica correctamente.

Si la afirmación es que sus tasas de autismo son comparables a las de la población general — lo que estos apologistas necesariamente tendrían que afirmar; ¿por qué no tendrían las mismas tasas si no hay ningún contaminante ambiental que lo provoque? — , quieren hacer creer que los amish son demasiado estúpidos para reconocer que el diez por ciento de sus hijos tiene autismo. Simplemente no se dan cuenta de que sus hijos están todos jodidos, un secreto que también está oculto para todos los demás, porque no hay un médico allí para diagnosticarlos.

¿Te parece que pasa la prueba?

No para un número creciente de personas con sentido común que, año tras año, ve cómo sus hijos enferman cada vez más y se inyectan cada vez más a menudo.

A partir de 2024, según las directrices de los CDC, los padres son engatusados para que inyecten a sus bebés no menos de veinte veces con esta y aquella vacuna antes de que cumplan seis meses. Y para entonces la fiesta no ha hecho más que empezar.

Vía Journal of Clinical Child & Adolescent Psychology (énfasis añadido):
"Aproximadamente 1 de cada 9 niños estadounidenses ha recibido alguna vez un diagnóstico de TDAH (11,4%, 7,1 millones de niños) y el 10,5% (6,5 millones) tenía TDAH actualmente. Entre los niños con TDAH actual, el 58,1% tenía TDAH moderado o grave, el 77,9% al menos trastorno concurrente, aproximadamente la mitad de los niños con TDAH actual (53,6%) recibía medicación para el TDAH y el 44,4% había recibido tratamiento conductual para el TDAH en el último año; casi un tercio (30,1%) no recibía ningún tratamiento específico para el TDAH...

El TDAH pediátrico sigue siendo una preocupación de salud pública cada vez mayor, pues aproximadamente 1 millón de niños más habían recibido alguna vez un diagnóstico de TDAH en 2022 que en 2016".
Voy a arriesgarme y predecir que la solución prescrita para el TDAH y el autismo infantil desbocado va a ser nuevos medicamentos milagrosos patentados que los medios de comunicación corporativos del Estado van a promocionar obedientemente hasta que algunos efectos secundarios graves descubiertos años después conduzcan a su retirada.

Se producirá una oleada de demandas, momento en el que las empresas que lo impulsaron pueden o no ser obligadas a pagar una indemnización menor, pero no les importará porque habrán ganado diez veces (cien veces, mil veces) más en beneficios de lo que jamás pagarán por daños y perjuicios.

Se presentarán disculpas débiles (¿quién podría haberlo previsto?) y nadie irá a la cárcel ni será despedido. De hecho, los promotores más agresivos y temerarios serán recompensados con puestos de alta dirección y cómodos empleos en los NIH.

Y el público estadounidense volverá al punto de partida, sólo que más enfermo y desesperado que antes.