Traducido por el equipo de SOTT.net
La ciencia convencional ha hecho todo lo posible para desacreditar la idea, pero la creencia en una serie de impactos prehistóricos que cambiarán el mundo continúa ganando impulso.
© Photo illustration by Ricardo Tomás
En 2007, un grupo de investigadores, dirigido por un físico nuclear llamado Richard Firestone, anunció un descubrimiento sorprendente.
Dijeron que habían descubierto evidencia de que hace 12.900 años, un cometa (o posiblemente toda una flota de cometas) chocó contra la Tierra y cambió el curso de la historia. Durante los dos millones y medio de años anteriores, durante el Pleistoceno, el clima del planeta fluctuó entre tramos helados, llamados glaciales, e interglaciales cálidos. En ese momento, la Tierra se estaba calentando nuevamente y las capas de hielo que cubrían gran parte de América del Norte, Europa y Asia estaban en recesión. Mamuts, bisontes esteparios, caballos salvajes y otros mamíferos enormes todavía deambulaban por América, perseguidos por bandas de humanos que empuñaban lanzas con hojas de piedra acanaladas. De repente, en algún lugar del la parte alta del Medio Oeste de EEUU: una explosión.
Al presentar sus afirmaciones en la revista científica
Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores adoptaron el tono sobrio característico de este tipo de publicaciones. Pero en
The Cycle of Cosmic Catastrophes (El ciclo de las catástrofes cósmicas), un libro publicado casi al mismo tiempo, dos de los investigadores describieron la escena de forma más vívida. El impacto hizo temblar el suelo y resplandecer el cielo. Una lluvia de diminutas partículas fundidas se hundió en la carne y prendió fuego a los bosques. El hollín tapó el sol. El campo magnético de la Tierra se tambaleó y los seres vivos fueron bombardeados por los rayos cósmicos, confundiendo los sentidos de navegación de tortugas y marsopas, que encallaron en masa. Los pájaros cayeron del cielo en picado.
Lo más desastroso de todo fue que el impacto rompió la presa de hielo que contenía el lago Agassiz, una vasta extensión de agua de deshielo glacial que se extendía a lo largo de Manitoba, Ontario, Saskatchewan, Wisconsin y Minnesota. El lago cayó en cascada hacia el Océano Atlántico, donde el agua dulce se acumuló sobre el agua de mar más densa, interrumpiendo la corriente de convección que transportaba agua cálida hacia el norte desde los trópicos.
El hemisferio norte volvió a hundirse en un frío glacial.Durante décadas, los científicos habían estado desconcertados sobre la causa de este rápido cambio climático, que se caracterizaba, entre otras cosas, por la reaparición de plantas de tundra en depósitos fósiles del sur. Entre ellas se encontraba la flor silvestre
Dryas integrifolia, que da nombre a este lapso de 1.200 años: el Dryas Reciente.
Aquí había una explicación: el impacto provocó el enfriamiento repentino, argumentó el equipo de Firestone, y contribuyó a la desaparición de los mamuts, los bisontes esteparios y otros grandes mamíferos del Pleistoceno, junto con las personas que los perseguían.
Comentario: Y al parecer Bezos está involucrado. Es obvio que le interesa sustituir a todos esos trabajadores, con sus molestos descansos para ir al baño y sus derechos humanos, por robots eficientes e indiferentes. Pero uno no puede evitar preguntarse si este nuevo y temerario futuro se parecerá más a los Jetsons o a Blade Runner (o a Yo Robot, o a Terminator, o a Matrix...).
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