© Umit Bektas / ReutersEl ataúd envuelto por la bandera del embajador de Rusia en Turquía, Andrei Karlov, es llevado a un avión durante una ceremonia en el aeropuerto de Esenboga en Ankara, Turquía, 20 de diciembre de 2016
Dejemos las cosas claras: Ankara 2016 no es Sarajevo en 1914. Éste no es un preludio a la Tercera Guerra Mundial.
Quien sea que planeó el asesinato del embajador de Rusia en Turquía, Andrey Kárlov - un diplomático bueno, tranquilo, de la vieja escuela - se arriesga a un poderoso tiro por la culata.El asesino, Mevlut Mert Altintas, era un graduado de la academia de policías de 22 años. Fue suspendido de la Policía Nacional Turca (TNP, por sus siglas en inglés) por supuestos vínculos con la Organización de Terror Gulenista (FETO, por sus siglas en inglés) después del intento de golpe de estado fallido contra Erdogan, el 15 de julio; pero
regresó a su cargo en noviembre.
No es ningún secreto que los gulenistas se infiltran fuertemente en la TNP; por lo que un resultado particular del ataque será una represión aún más implacable de Erdogan y la AKP contra la red Gulen. La investigación turca tendrá que centrarse no sólo en la falla (importante) del servicio de seguridad en el centro de arte moderno de Ankara, sino en mucho más.
No es muy reconfortante que el ministro de interior turco, Suleyman Soylu, haya emitido una breve declaración tres horas después de los hechos.El asesino con traje negro y corbata, gritó consignas sobre la venganza "por Alepo" (así como el requerido "Allahu Akbar") tanto en turco
como en mal árabe; algo que podría establecer una conexión con la retórica de un grupo islamista, aunque eso no es evidencia concluyente.
Comentario: ¿Qué credibilidad tiene una institución cuyos últimos tres presidentes están involucrados en escándalos políticos y financieros y cuya actual directora ha sido culpada por el manejo irregular de dinero público?