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Se ha identificado una capa de unos 12.900 años de antigüedad de sedimento fino y oscuro sepultado en el lecho del lago Cuitzeo en la zona central de México. La capa de sedimento contiene un conjunto exótico de materiales, incluyendo esférulas de impacto y nanodiamantes, todo lo cual constituye una huella inequívoca de la colisión de un cuerpo cósmico contra la Tierra, según los autores del estudio.
Estos nuevos datos son los más recientes que respaldan la controvertida hipótesis de que hace 12.900 años se produjo un gran impacto cósmico contra la Tierra, al comienzo de un inusual periodo de clima frío conocido como Younger Dryas (o Dryas reciente).
Tras realizar muchas pruebas exhaustivas, un equipo internacional de 16 investigadores que incluye a James Kennett, profesor de Ciencias de la Tierra de la Universidad de California en Santa Bárbara, ha identificado de modo concluyente una familia de nanodiamantes, incluyendo a la lonsdaleíta, que es propia de un impacto cósmico.
Los investigadores también encontraron esférulas que habían chocado a altas velocidades con otras esférulas durante el caos del impacto.
Todos esos rasgos no pueden forjarse mediante procesos antropogénicos, ni tampoco terrestres naturales como por ejemplo volcánicos o de otro tipo. Esos materiales sólo se forman mediante un impacto cósmico.
Los datos sugieren que el cuerpo responsable del impacto, un cometa o asteroide, era de gran tamaño, aunque se fragmentó antes de precipitarse a la Tierra. Su diámetro antes de fragmentarse debía ser de como mínimo varios cientos de metros.
El calor liberado en la colisión quemó la biomasa, fundió las rocas de la superficie y causó grandes trastornos medioambientales. Estos efectos concuerdan con hallazgos efectuados a lo largo y ancho de de América del Norte, que dan fe de que en aquella época se desencadenaron cambios bruscos de los ecosistemas, una extinción de megafauna y un cambio cultural humano acompañado de una reducción significativa de la población.