© Gert GermeraadPortrait of a man
Jean-Baptiste Grenouille, el protagonista de la novela de Patrick Süskind
El Perfume, tiene un don: un sentido del olfato hiperdesarrollado. Su materia prima para conocer el mundo que le rodea son los olores que éste desprende. Y también se acerca así a su mundo social. Grenouille puede llegar a conocer "la esencia" más profunda de alguien con tan sólo olisquear superficialmente el rastro que deja al pasar. Gracias a su privilegiada nariz, y a la quimioseñalización espontánea de aquellos con quienes se cruza, recibe una cantidad ingente de información acerca de sus congéneres. Sin embargo, su tragedia es que él mismo carece de un olor propio. Jean-Baptiste no tiene "voz" en este intercambio de mensajes olfativos. Es un personaje al que otros no pueden rastrear, alguien sin identidad social. Bien, hasta que logra dominar el arte de fabricar perfumes, y con él, uno de los más complejos juegos comunicativos que existen, el de la manipulación de su imagen personal.
Es claro que el caso de Jean-Baptiste Grenouille es una ficción. Sin embargo, ¿cómo es la
quimioseñalización entre humanos? ¿O es algo reservado a sus "mejores amigos", los cánidos, y a otros animales con un olfato más desarrollado? Pues bien, en el campo de la investigación social se empieza a considerar seriamente que
la comunicación humana ocurre de manera multimodal, y que más allá de los "canales estrella", la visión y la audición, otros sentidos como
el olfato, el gusto y el tacto también desempeñan su papel en la transmisión de mensajes entre personas. Una breve contribución publicada el pasado mes en
Trends in Cognitive Sciences, firmada por Gün Semin y Jasper de Groot, revisa algunas evidencias disponibles sobre la quimioseñalización en humanos.
Comentario: El problema de series como "Dexter" no es sólo que normalicen el comportamiento psicopático sino, sobre todo, que crean un perfil del psicópata que se aleja enormemente de la realidad. Hervey Cleckley y Robert Hare, entre otros, demuestran en sus estudios que el psicópata se caracteriza principalmente por mantener una "máscara de la cordura", su capacidad para imitar los sentimientos humanos lo hace invisible a la gente normal. Su inteligencia le asegura no cometer fallos y disfrutar del sufrimiento ajeno sin necesidad de cortar cabezas con una sierra eléctrica.
No es necesario ser un asesino en serie que descuartiza los cuerpos de sus victimas para ser psicópata. Un psicópata que lidera una empresa puede sentir el mismo placer que un asesino en serie oprimiendo y sometiendo a sus trabajadores, o un psicópata en el Gobierno se complace viendo mermados los derechos civiles y aumentando la pobreza de la población. Esta es una imagen más real de la psicopatía y necesaria para entender qué está pasando en nuestro planeta: Estamos gobernados por psicópatas.
Psicopatía y poder
Ponerología 101: Trepando a la cima
Ponerología 101: Serpientes en traje
Reflexiones sobre Ponerología Política
Ponerología Política: Una ciencia de la naturaleza del mal ajustada a propósitos políticos (Parte 1)
Ponerología Política: Una ciencia de la naturaleza del mal ajustada a propósitos políticos (Parte 2)
Y si deseas entender el "origen del mal" en nuestro planeta desde una perspectiva científica y la influencia de la psicopatía en la propagación de la "maldad" a todos los niveles, te recomendamos, fervientemente, el libro de Andrzej Łobaczewski Ponerología Política que, tras mucho esfuerzo, por fin está disponible en español.