Comentario: Este artículo se publicó en el diario norcoreano Rodong Sinmun.



Traducido por el equipo de SOTT.net


En vísperas de mi visita de Estado a la República Popular Democrática de Corea, quisiera dirigirme al público coreano y extranjero del periódico Rodong Sinmun para compartir mis ideas sobre las perspectivas de asociación entre nuestros Estados y sobre su papel en el mundo moderno.
putin kim korea
Las relaciones de amistad y vecindad entre Rusia y la RPDC, basadas en los principios de igualdad, respeto mutuo y confianza, se remontan a más de siete décadas y son ricas en gloriosas tradiciones históricas. Nuestros pueblos atesoran el recuerdo de su difícil lucha conjunta contra el militarismo japonés y honran a los héroes que cayeron en ella. En agosto de 1945, los soldados soviéticos, luchando hombro con hombro con los patriotas coreanos, derrotaron al Ejército de Kwantung, liberaron la península coreana de los colonizadores y abrieron el camino al desarrollo independiente del pueblo coreano. Como símbolo de la hermandad de combate de las dos naciones, en 1946 se erigió un monumento en la colina de Moranbong, en el centro de Pyongyang, para conmemorar la liberación de Corea por el Ejército Rojo.

La Unión Soviética fue el primer Estado del mundo en reconocer a la joven República Popular Democrática de Corea y establecer relaciones diplomáticas con ella. Ya el 17 de marzo de 1949, cuando el fundador de la RPDC, camarada Kim Il Sung, realizó su primera visita a Moscú, la URSS y la RPDC firmaron el Acuerdo de Cooperación Económica y Cultural, estableciendo un marco jurídico para seguir fortaleciendo su interacción bilateral. Nuestro país ayudó a los amigos coreanos a construir su economía nacional, crear un sistema sanitario, desarrollar la ciencia y la educación y formar personal administrativo y técnico profesional.

En 1950-1953, durante los difíciles años de la Guerra de Liberación de la Patria, la Unión Soviética también tendió una mano al pueblo de la RPDC y le apoyó en su lucha por la independencia. Más tarde, la Unión Soviética prestó una importante ayuda para restaurar y fortalecer la economía nacional del joven Estado coreano y construir una vida pacífica.

Mi primera visita a Pyongyang en 2000 y la visita de regreso a Rusia del Presidente de la Comisión de Defensa Nacional de la RPDC, Kim Jong Il, al año siguiente, marcaron nuevos e importantes hitos en las relaciones entre nuestros países. Las declaraciones bilaterales firmadas entonces definieron las principales prioridades y áreas de nuestra constructiva asociación multidimensional para los años venideros.

Kim Jong Un, que hoy dirige la RPDC, continúa con confianza la política de sus predecesores, destacados estadistas y amigos del pueblo ruso, los camaradas Kim Il Sung y Kim Jong Il. Tuve otra oportunidad de comprobarlo cuando nos reunimos el pasado mes de septiembre en el cosmódromo de Vostochny, en Rusia.

Hoy, como antes, Rusia y la República Popular Democrática de Corea impulsan activamente su multifacética asociación. Apreciamos mucho el inquebrantable apoyo de la RPDC a la operación militar especial de Rusia en Ucrania, su solidaridad con nosotros en asuntos internacionales clave y su voluntad de defender nuestras prioridades y puntos de vista comunes en el seno de las Naciones Unidas. Pyongyang siempre ha sido nuestro partidario comprometido y afín, dispuesto a enfrentarse a la ambición del Occidente colectivo de impedir el surgimiento de un orden mundial multipolar basado en la justicia, el respeto mutuo de la soberanía y la consideración de los intereses de cada uno.

Estados Unidos se desvive por imponer al mundo lo que denomina el "orden basado en normas", que en esencia no es más que una dictadura neocolonial global basada en el doble rasero. Las naciones que no están de acuerdo con ese planteamiento y siguen una política independiente se enfrentan a una presión exterior cada vez mayor. Los dirigentes estadounidenses consideran esta aspiración natural y legítima a la autosuficiencia y la independencia como una amenaza a su dominio mundial.

Estados Unidos y sus satélites declaran abiertamente que su objetivo es infligir una "derrota estratégica" a Rusia. Están haciendo todo lo posible para prolongar y agravar aún más el conflicto en Ucrania, que ellos mismos han provocado apoyando y organizando el golpe armado de 2014 en Kiev y la posterior guerra en Donbás. Es más, a lo largo de los años han rechazado repetidamente todos nuestros intentos de resolver la situación de forma pacífica. Rusia siempre ha estado y seguirá estando abierta al diálogo en pie de igualdad sobre todas las cuestiones, incluidas las más difíciles. Así lo reiteré en mi reciente reunión con diplomáticos rusos en Moscú.

Nuestros adversarios, mientras tanto, siguen suministrando al régimen neonazi de Kiev dinero, armas e información de inteligencia, permiten -y, de hecho, fomentan- el uso de armas y equipos occidentales modernos para lanzar ataques contra el territorio ruso, dirigidos a objetivos obviamente civiles en la mayoría de los casos. Amenazan con enviar sus tropas a Ucrania. Además, intentan desgastar la economía rusa con más sanciones nuevas y alimentar la tensión sociopolítica dentro del país.

Por mucho que lo intenten, todos sus intentos de contener o aislar a Rusia han fracasado. Seguimos aumentando constantemente nuestra capacidad económica, desarrollando nuestra industria, tecnologías, infraestructuras, ciencia, educación y cultura.

Nos complace comprobar que nuestros amigos coreanos -a pesar de la presión económica, las provocaciones, los chantajes y las amenazas militares de Estados Unidos durante años- siguen defendiendo eficazmente sus intereses. Vemos la fuerza, la dignidad y el coraje con que el pueblo de la RPDC lucha por su libertad, soberanía y tradiciones nacionales, logrando enormes resultados y auténticos avances en el fortalecimiento de su país en materia de defensa, tecnología, ciencia e industria. Al mismo tiempo, la dirección del país y su jefe, Kim Jong Un, han expresado reiteradamente su intención de resolver todas las diferencias existentes por medios pacíficos. Pero Washington, negándose a aplicar los acuerdos anteriores, sigue estableciendo nuevas exigencias, cada vez más duras y obviamente inaceptables.

Rusia ha apoyado y apoyará incesantemente a la RPDC y al heroico pueblo coreano en su lucha contra el enemigo traidor, peligroso y agresivo, en su lucha por la independencia, la identidad y el derecho a elegir libremente su vía de desarrollo.

También estamos dispuestos a colaborar estrechamente para aportar más democracia y estabilidad a las relaciones internacionales. Para ello, desarrollaremos mecanismos alternativos de comercio y acuerdos mutuos no controlados por Occidente, nos opondremos conjuntamente a las restricciones unilaterales ilegítimas y daremos forma a la arquitectura de una seguridad igual e indivisible en Eurasia.

Ni que decir tiene que desarrollaremos la interacción interpersonal entre nuestros países. Tenemos previsto promover la movilidad académica entre las instituciones de enseñanza superior rusas y coreanas, los viajes turísticos mutuos, así como los intercambios culturales, educativos, juveniles y deportivos: todo lo que hace que la comunicación entre países y naciones esté centrada en las personas, todo lo que aumenta la confianza y el entendimiento mutuo.

Estoy convencido de que nuestros esfuerzos conjuntos llevarán nuestra interacción bilateral a un nivel superior, lo que facilitará una cooperación mutuamente beneficiosa y equitativa entre Rusia y la RPDC, reforzará nuestra soberanía, promoverá los lazos comerciales y económicos, los contactos entre personas y, en definitiva, mejorará el bienestar de los ciudadanos de ambos Estados.

Deseo salud al camarada Kim Jong Un y paz y grandes éxitos en el camino del desarrollo al pueblo amigo de la RPDC.