En el debate sobre el discurso inmigratoriopodemos encontrar (a riesgo de simplificar) dos bandos polarizados: en el 1º) estarían, teóricamente, los más beligerantes contra la inmigración, dentro de posiciones neocons-ultraconservadoras (aunque no necesariamente, puesto que también habría críticos, pocos, de izquierdas o neutrales ideológicamente) que ven a los inmigrantes, en general, como personas que distorsionan la convivencia, acaparan recursos sociales, a veces realizan actos violentos y actividades ilícitas (mantería), se dedican al vagabundeo-trapicheo en las calles o, simplemente, la inmigración no debería ser un motivo para que se "africanice" o se "multiculturalice" Europa.
En el 2º) grupo, favorable o muy tolerante hacia la inmigración, estarían los de sesgo ideológico contrario: progre-izquierdistas y, en general, liberales (de "izquierda" o derecha), aunque aquí habría que matizar que los neoliberales-conservadores han sido los que más han promovido políticas inmigratorias favorables en los países con mayor capacidad de decisión (política y económica) de Europa, donde llevan gobernando varios años, esto es, en el Reino Unido, Francia y Alemania. De esto, los amnésicos izquierdistas y extremistas de derecha afines al neoliberalismo, esos que últimamente claman contra los suyos para que regulen la inmigración, no se suelen hacer eco de ello.
A diferencia de los primeros, más activos en foros, redes sociales y medios minoritarios de tinte antiglobalista o bien de ideología "alt-right", los partidarios pro-inmigración disponen de amplias redes de ONGs, el apoyo de Fundaciones privadas norteamericanas y europeas, gobiernos e instituciones nacionales y supranacionales para crear un clima favorable hacia la industria inmigratoria que, según ellos, es un fenómeno positivo en la medida que, dicen, hay una demanda laboral que, supuestamente, no cubren los nativos de los países europeos (como es el realizar trabajos de bajo costo salarial: cuidados a mayores, temporeros, etc), los inmigrantes incrementarían el PIB, vía impuestos y Seguridad Social, elevarían la pobre tasa de natalidad de los nacionales de los Estados miembros y, además, nos rescatarían de la que podría ser quiebra futura de las pensiones. Como último recurso ideológico, ven en el mestizaje interétnico una forma de enriquecimiento cultural.
Generalizar negativamente sobre la inmigración es hacer una soberana injusticia sobre todos los inmigrantes. Sobre todo cuando el foco del problema inmigratorio está situado más arriba, en las propias élites capitalistas que son las que lo han incentivado en parte en origen, pero también a través de
organizaciones "humanitarias" como SOS Mediterráneo y la española Proactiva Open Arms, que llevan a cabo sus operaciones en el conocido barco Aquarius y que se dedican al tráfico masivo de inmigrantes en áreas como el Mediterráneo, cerca de las costas libias, mediante un "modus operandi" de dudosa legitimidad, actuando quien sabe si en connivencia con unas mafias de las que nadie sabe quien las dirige, cuál es su estructura operativa, si tienen redes, etc, ni tampoco se conocen actuaciones oficiales punitivas contra ellas.
Comentario: El "Russiagate", y las acusaciones de que "el régimen sirio utiliza armas químicas" son tramas que sólo existen en las mentes enfermas de los creadores de la realidad occidental.
Estos vaqueros, políticos, hombres de negocios, halcones de guerra (que prolongarían la guerra en Siria cuando la paz está al alcance de la mano y el país está empezando a reconstruirse y a sanar) deberían ser juzgados por crímenes contra la humanidad.