Traducido por el equipo de Sott.net en español
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Durante las primeras horas después de que se publica cualquier nueva historia "explosiva" sobre el escándalo "
Russiagate", mis notificaciones en las redes sociales siempre se llenan con mensajes mal escritos de individuos leales al
establishment liberal que dicen cosas como "JAJAJA @caitoz esto prueba que estás equivocada, ahora ¿¿¿vas a dejar de negar la colusión rusa FINALMENTE???" Luego, cuando la gente empieza a analizar la historia y se da cuenta de que no está ni remotamente cerca de probar que Donald Trump coludió con el gobierno ruso para robar las elecciones de 2016,
esas mismas personas siempre se olvidan de contactarme después para admitir que se equivocaron de nuevo.Esto sucede en todas las ocasiones, incluyendo el martes pasado cuando el
Guardian publicó un nuevo informe "explosivo" que decía que el ex director de la campaña de Trump, Paul Manafort, había tenido reuniones secretas con el fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
Cuando los expertos de todo el espectro político comenzaron a señalar que la historia no contenía pruebas de sus absurdas afirmaciones y que era de origen totalmente anónimo, nadie vino a decirme: "¡Oye, perdón por llamarte propagandista rusa, Caitlin; resulta que esa historia no estaba tan fundamentada con hechos como yo pensaba!" Cuando no aparecieron las pruebas de ninguna de las afirmaciones del artículo después de un día, luego dos días, y luego tres días, nadie me dijo: "Dios Caitlin, te debo una disculpa por burlarme y llamarte la perra de Assange; resulta que WikiLeaks y Manafort están demandando a esa publicación y sus afirmaciones siguen siendo completamente infundadas".
Y por supuesto que no lo hicieron. No se suponía que lo hicieran.
Se suponía que debían absorber las falsas afirmaciones del Guardian como si fueran hechos, añadirlas a su montaña de "Gish gallop" [técnica de debate consistente en abrumar al oponente con una gran cantidad de argumentos, aunque ninguno sea sólido.- NdT]
de pruebas falsas para la colusión entre Trump, Russia y WikiLeaks, y luego ser arrastrados hacia lo que sigue por la implacable batidora noticiosa de la matriz de propaganda corporativa, como siempre.Pero nunca voy a dejar que olviden que esto ocurrió, y usted tampoco debería.
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