Traducido por el equipo de SOTT.net

En toda guerra hay necesariamente una fuerza enemiga, y la guerra contra nuestro suministro de alimentos no es una excepción.
corn field
Mi artículo anterior abordaba los continuos ataques a los agricultores de todo el mundo. En el artículo de hoy, examinaremos a algunos de los culpables detrás de esta agenda. Para cualquiera que haya indagado en las entidades que están detrás de las tiránicas políticas covid, muchos nombres de la siguiente lista le resultarán bastante familiares.

Bayer/Monsanto

Bayer se fusionó con Monsanto en 2018, combinando las empresas responsables del Agente Naranja y pioneras en la guerra química. En 1999, el Director General de Monsanto, Robert Shapiro, se jactó de que la compañía planeaba controlar "tres de las industrias más grandes del mundo: agricultura, alimentos y salud, que ahora operan como negocios separados. Pero hay un conjunto de cambios que llevarán a su integración". En la actualidad, estos fabricantes de productos químicos controlan un enorme porcentaje del suministro mundial de alimentos.

Cargill y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA)

Cargill es socio del Foro Económico Mundial y la mayor empresa privada de Estados Unidos. Este gigante monopoliza vastas franjas inimaginables de la industria alimentaria mundial, incluido el procesamiento de carne en Estados Unidos. Las prácticas empresariales de Cargill, junto con las políticas de "más grande es mejor" aplicadas por sus compinches en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, han provocado el cierre de muchos mataderos locales, lo que ha obligado a los ganaderos a depender de unos pocos megamataderos corporativos. Esto hace que los ganaderos tengan que esperar 14 meses o más para conseguir plazas en los mataderos, para lo que a menudo deben transportar a sus animales cientos de kilómetros; de hecho, los ganaderos deben reservar las fechas de procesamiento hasta un año antes incluso de que nazca el animal. Las elevadas tarifas que cobran los mataderos de Cargill contribuyen a disparar el precio de la carne, mientras que los propios ganaderos apenas cobran lo suficiente para cubrir los costes de cría del ganado. El USDA, por su parte, se asegura de que sus políticas impidan a los ganaderos procesar ellos mismos la carne en sus propias granjas.

Wellcome Trust

Wellcome Trust, antiguo propietario de Glaxo antes de que se fusionara con SmithKline, desempeñó un papel fundamental en la debacle británica de la covid y no se disculpa por su objetivo de reducir tu soberanía alimentaria. Wellcome Trust financia Livestock, Environment and People (LEAP), una organización dedicada a desarrollar y probar modificaciones del comportamiento para coaccionar al público a eliminar la carne y los lácteos de su dieta. La codirectora de LEAP, Susan Jeffs, lamenta que motivar a la gente con etiquetas de impacto ambiental en los alimentos no parece funcionar: "La gente ya tiene unos hábitos muy arraigados", y sugiere en su lugar modificar lo que ofrece la industria, forzando así la elección del consumidor. Los investigadores del Wellcome Trust recomiendan "intervenciones de disponibilidad" que "dependan menos de la acción individual" para reducir el acceso a productos alimentarios de origen animal. La investigadora Rachel Pechey opina que "los impuestos sobre la carne muestran una prometedora evidencia de eficacia, pero han sido menos aceptados en los trabajos de investigación... no queremos ir sólo a por las [soluciones] más aceptables".

La Organización Mundial de la Salud

El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, quiere hacerte creer que la producción de alimentos es responsable de casi un tercio de la carga mundial de morbilidad. Pide que se transforme el sistema alimentario mundial hacia alimentos de origen vegetal, que se reduzca la ingesta de carne y lácteos, y que se apliquen políticas para salvar el clima mediante la restricción de la dieta. Un informe de la OMS de 2022 concluía que "existen pruebas considerables que apoyan el cambio de la población hacia dietas saludables basadas en plantas que reduzcan o eliminen la ingesta de productos animales".

Foro Económico Mundial

Es probable que conozcas el Foro Económico Mundial y su programa Gran Reinicio. Visita su página web y descubre 5 razones por las que comer insectos podría reducir el cambio climático, por qué debemos dar a los insectos el papel que merecen en nuestros sistemas alimentarios y por qué podríamos comer insectos muy pronto. Baste decir que sus planes para tu futuro alimentario son claros.

El Foro EAT, Lancet y sus socios de las grandes tecnológicas y la grandes químicas

El Foro EAT está "dedicado a transformar nuestro sistema alimentario mundial mediante ciencia sólida, disrupción impaciente y asociaciones novedosas". Fue cofundado por el ya mencionado Wellcome Trust, la Strawberry Foundation y el Stockholm Resilience Centre. Su iniciativa FRESH (Reforma Alimentaria para la Sostenibilidad y la Salud) pretende transformar el sistema alimentario mundial. Entre los socios de la iniciativa FRESH se encuentran Google, Cargill, Syngenta, Unilever, Pepsico y muchos procesadores químicos como BASF, Bayer y DuPont: un elenco de personajes bastante extraño para desarrollar un plan dietético saludable y sostenible. La iniciativa "Dietas urbanas cambiantes" del EAT aboga por que las ciudades adopten la Dieta Planetaria de la Salud, avalada por Lancet, en la que las proteínas vegetales sustituyen a la carne y los lácteos. La carne roja se limita a 30 calorías diarias. Un informe elaborado por el EAT concluye que la transformación que quieren imponer a nuestras dietas "probablemente no tendrá éxito si se deja en manos del individuo" y "requiere un replanteamiento a nivel sistémico con intervenciones políticas contundentes que incluyan leyes, medidas fiscales, subvenciones y sanciones, reconfiguración del comercio y otras medidas económicas y estructurales".

La Fundación Rockefeller

Es posible que los miembros de la familia Rockefeller tengan más culpa que nadie en la historia de que la agricultura se haya alejado de las explotaciones familiares independientes y se haya orientado hacia conglomerados empresariales.

En 1947, Nelson Rockefeller fundó la International Basic Economy Corporation para modernizar y corporativizar la agricultura en Sudamérica, especialmente en Brasil y Venezuela. La IBEC transformó la agricultura para hacerla depender de maquinaria e insumos caros que impidieron la viabilidad de los campesinos de subsistencia. La Asociación Internacional Americana para el Desarrollo Económico y Social (AIA), una organización filantrópica financiada por Rockefeller, ayudó a construir el mercado a través del cual la IBEC podía enriquecer a sus propietarios. Aunque los folletos promocionales de la IBEC afirmaban que la empresa estaba ayudando generosamente al Tercer Mundo proporcionando productos de consumo necesarios al tiempo que obtenía beneficios, si se examina más de cerca, no era más que una empresa comercial construida sobre el viejo modelo de la Standard Oil de los Rockefeller, en el que los competidores más pequeños son expulsados utilizando prácticas monopolísticas antes de subir los precios.

Esta táctica se llevó a un nivel completamente nuevo con la llamada Revolución Verde, primero en México en la década de 1940, luego en Filipinas y la India en la década de 1960, así como en Estados Unidos. Las prácticas agrícolas tradicionales, como el uso de estiércol como fertilizante para los cultivos autóctonos, fueron sustituidas por un modelo de agricultura química mecanizada, utilizando nuevas variedades de semillas financiadas por Rockefeller que habían sido desarrolladas para requerir fertilizantes y pesticidas petroquímicos para producir cosechas significativamente mayores en comparación con los cultivos tradicionales de los campesinos de estos países.

Cabe señalar que los Rockefeller, como oligarcas del petróleo, obtuvieron pingües beneficios de los fertilizantes y pesticidas derivados del petróleo que exigía este nuevo método. Los cultivos eran casi todos de cereales, como el arroz, y sustituyeron a cultivos tradicionales más densos en nutrientes, como el mijo. India experimentó un aumento de alimentos pero una disminución de la nutrición: con más calorías vacías pero menos frutas, verduras y proteínas animales, los micronutrientes desaparecieron de la dieta. Aumentaron la anemia, la ceguera, los problemas de fertilidad, el bajo peso al nacer y las deficiencias inmunitarias.

Aunque la Revolución Verde fue aclamada como la solución al hambre y la pobreza en el mundo, también envenenó los suministros locales de agua, agotó el suelo y dejó a los agricultores ahogados en deudas al no poder producir de forma independiente los fertilizantes y semillas que necesitaban. Los lectores informados pueden ver cómo el posterior modelo de semillas transgénicas Roundup Ready de Monsanto siguió este libro de jugadas establecido por los Rockefeller.

En 2006, la Fundación Rockefeller, Bill Gates y otros impulsaron la Alianza para una Revolución Verde en África, o AGRA, y de nuevo siguieron este manual de probada eficacia. Desde el lanzamiento de la AGRA, la biodiversidad africana se ha perdido, y el número de personas gravemente desnutridas en el África subsahariana ha aumentado casi un 50%, incluso según los propios informes de la ONU. Como en la India, se está engañando a los agricultores para que abandonen cultivos ricos en nutrientes y resistentes a la sequía, como el mijo autóctono, a cambio de las calorías vacías del maíz transgénico. Cientos de organizaciones africanas han exigido que se ponga fin a este proyecto neocolonial, dejando el futuro de la agricultura africana en manos de los agricultores autóctonos que mejor conocen la tierra.

Ahora, la Fundación Rockefeller ha puesto sus miras en el sistema alimentario estadounidense con su programa Reset the Table (Restablecer la mesa), lanzado en 2020 apenas unas semanas después de que se anunciara el Gran Reinicio. Bajo un lenguaje optimista que aboga por la inclusión y la equidad, el informe afirma que "el éxito requerirá numerosos cambios en las políticas, prácticas y normas". Esto incluye un mayor enfoque en la recopilación de datos y objetivos que se alinean estrechamente con la Agenda Una Salud (más sobre esto en un próximo artículo).

Bill Gates y la Fundación Gates

Bill Gates ha seguido el libro de jugadas de los Rockefeller para fumigar su fortuna y transformar su imagen (al tiempo que acumulaba más riqueza) mediante la cínica estratagema del filantrocapitalismo.

Tiene las manos metidas en todos los pasteles de la sanidad pública, y su influencia es casi igual en las guerras alimentarias. Además de financiar el desarrollo de carnes falsas, está detrás del ya mencionado programa AGRA, está invirtiendo en programas de geoingeniería para atenuar el sol y, en enero de 2021, poseía 242.000 acres de tierras agrícolas de primera calidad en EE.UU., lo que le convierte en el mayor propietario privado de tierras agrícolas en este país. Es desconcertante pensar que un hombre que cree que deberíamos eliminar gradualmente la carne de verdad controle tanto el método de producción.

USAID y BIFAD

Otra organización que te empuja a comer bichos es USAID. Esto puede sorprender a algunos de vosotros que piensan en USAID como una organización dedicada a ayudar a los países del tercer mundo, en lugar de como un caballo de Troya desde hace mucho tiempo para las operaciones de la CIA (¿escéptico ante esta afirmación?, baja por la madriguera del conejo aquí, aquí, aquí y aquí). Su Junta para el Desarrollo Internacional de la Agricultura y la Alimentación, conocida como BIFAD, publicó un informe titulado "Soluciones sistémicas para la adaptación y mitigación del cambio climático". Este informe aboga por una transformación completa del suministro de alimentos y de la agricultura mundial. Proponen hacerlo mediante puntuaciones ESG, rastrear el carbono y comer insectos.

¿Cómo consiguen estas organizaciones imponer su programa a la población mundial? Lo veremos en un próximo artículo.