Especialistas entrevistados por Sputnik destacaron el uso político del sistema internacional de pagos SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication) y la importancia de crear alternativas a este comunicador financiero.
¿Qué es SWIFT?
Creado en 1973 en Bélgica — donde sigue teniendo su sede — , SWIFT es un sistema de comunicación utilizado por instituciones financieras, como bancos y operadores de crédito, para "enviar y recibir información sobre transacciones de forma segura y estandarizada", indicó Allan de Alcantara, ingeniero informático y socio-propietario de FrankFox Informática.
"SWIFT es un sistema complejo que combina una red segura, centros de datos globales y 'software' estandarizado para permitir a las instituciones financieras intercambiar información de forma segura y eficaz", explicó.El sistema se adoptó en todo el mundo y funcionó bien durante algunos años. Sin embargo, en 2012 tuvo lugar el primer uso político de la herramienta, señaló Adriano Vilela, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Federal Fluminense (UFF).
"Desde las sanciones contra Irán, SWIFT se ha utilizado como un instrumento político y económico", dijo el académico.Sin embargo, fue en 2022 cuando SWIFT se encontró cara a cara con un digno adversario, Rusia. Cuando en 2014 surgieron en Europa las primeras presiones para la exclusión de Rusia de SWIFT, el país se lanzó a crear su propia alternativa al sistema de comunicación financiera, el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS).
Con el inicio de la operación militar especial en Ucrania, el SPFS pasó de ser un plan B a convertirse en el principal instrumento de información financiera utilizado por las instituciones financieras rusas. Para Vilela, esto refuerza la importancia de desarrollar el SPFS y sistemas similares, como el de China, el Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos(CIPS) creado en 2015.
"Porque así no estás sujeto a sistemas que dependen de otros países, especialmente de países que tienen actitudes hostiles hacia ti. También es una forma de conseguir un mayor arraigo en la economía internacional", opinó el economista.¿Ya es hora de que Brasil cree su propio SWIFT?
Durante sus muchos años de uso neutral, SWIFT ha "facilitado el intercambio de información financiera entre bancos e instituciones financieras", afirmó Lucas Galvao, director general de Open Cybersecurity, especialista en protección de datos.
"Dispone de una infraestructura física propia y robusta y funciona como una red privada de comunicación financiera, garantizando la seguridad y la estandarización en las transacciones internacionales", enfatizó Alcantara.Además de las versiones rusa y china de SWIFT, también existe la versión india, el Sistema de Mensajería Financiera Estructurada (SFMS), y una versión en fase inicial que debaten los BRICS, BRICS Pay. Para que existan tales sistemas, dijo Alcantara — tanto los ya existentes como las nuevas alternativas propuestas — deben cumplir algunos requisitos básicos.
"Crear y operar un sistema global de pagos como SWIFT es una tarea monumental que requiere un alto nivel de seguridad, capacidad de ampliación, interoperabilidad, cumplimiento de la normativa y una gran inversión en infraestructura y desarrollo", destacó.En el caso de BRICS Pay, dijo Galvao, aún sería necesario hacer funcionar el sistema "sobre una infraestructura física acordada entre este bloque económico".
"Hay que llegar a un consenso para definir dónde se localizarán realmente estos datos del sistema de origen", resaltó.Gracias a estos esfuerzos, de acuerdo con Vilela, es mucho más fácil tener un único sistema donde ya están todas las instituciones financieras, que mantener varios por separado. "Esto reduce costes, reduce tiempo y aumenta la eficacia", subrayó.
Sin embargo, subrayó el economista, "existe el inconveniente de tener poca competencia y posiblemente depender de la gestión de este sistema por parte de otros países que pueden ser rivales geopolíticos". Afortunadamente, éste no es el caso de Brasil, aseveró Vilela.
"Brasil es un país que no tiene nada en el horizonte que indique algún tipo de sanción que se le imponga al país. Brasil tiene esta característica de ser un país con buenas relaciones económicas y políticas incluso con países que son rivales. (...) Esto es algo a lo que Brasil no quiere y no puede renunciar", expresó.Para el economista, aunque se mantenga como plan B, como ocurrió inicialmente con el SPFS y ocurre hoy con el CIPS — China no abandonó SWIFT — , el coste para Brasil sería muy alto, sobre todo teniendo en cuenta que las sanciones "no están en el horizonte".
"El coste económico e incluso geopolítico no es algo que pueda justificarse", concluyó.
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