¿Qué implicaciones tiene para Occidente la riqueza mineral de Ucrania? ¿Es Ucrania realmente una mina de oro para Estados Unidos? ¿Qué papel juegan los vastos recursos minerales en el conflicto USA- Rusia? Estas preguntas surgen a raíz de las declaraciones del senador estadounidense Lindsey Graham, quien advierte sobre las consecuencias de una posible victoria rusa en Ucrania.
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El senador estadounidense Lindsey Graham ha dejado claro que Washington "no puede darse el lujo" de permitir que Rusia gane el conflicto en Ucrania, debido a las vastas reservas minerales que el país alberga. En una entrevista con 'Face the Nation' de la CBS, Graham destacó la importancia estratégica de estos recursos, estimados entre 10 y 12 billones de dólares, y sugirió que permitir una victoria rusa significaría perder un potencial socio comercial invaluable para Estados Unidos.

En la entrevista en la que el senador hizo pública cuál era su opinión en relación con el conflicto, de paso puso al descubierto también cuál era realmente la naturaleza del este enfrentamiento armado.

Durante la entrevista, Graham acusó al presidente ruso Vladimir Putin de ser un "megalómano" que está intentando "recrear el Imperio ruso por la fuerza de las armas". Según el senador, si Moscú saliera victorioso en este conflicto, se apoderará de la riqueza de Ucrania y la compartirá con China. Esta perspectiva describió Graham, es "ridícula" y subrayó la necesidad de que estos recursos estén disponibles para Ucrania y Occidente, no para Rusia y China.

"Tienen entre 10 y 12 billones de dólares en minerales críticos en Ucrania. Podrían ser el país más rico de toda Europa... Si ayudamos a Ucrania ahora, pueden convertirse en el mejor socio comercial que jamás hayamos soñado", afirmó Graham.

Según él, estos activos minerales críticos serían utilizados de manera beneficiosa tanto por Ucrania como por Occidente, y no deberían ser entregados a Putin y China.

El senador, conocido por su postura firme contra Rusia y como uno de los más acérrimos defensores de Ucrania en el Senado de Estados Unidos, también pidió a Occidente que acelere la incautación de 300.000 millones de dólares en activos soberanos rusos congelados. Además, reiteró sus exigencias de que Rusia sea designada "Estado patrocinador del terrorismo" según la legislación estadounidense, una propuesta que lo ha llevado a ser incluido en la lista de extremistas y terroristas de Moscú.

No solo Graham ha expresado preocupaciones similares. Un día antes, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, argumentó que Occidente quiere que Kiev gane el conflicto con Rusia para poder controlar la riqueza de Ucrania. En una entrevista con Hir TV, Orban acusó a Estados Unidos y sus aliados de ver a Ucrania como una fuente potencialmente enorme de ingresos que podrán controlar, siempre que Rusia sea derrotada. Además, Orban señaló que el conflicto ha sido un gran impulso para los "proveedores de armas, acreedores y especuladores" occidentales, razón por la cual considera que la guerra se ha prolongado tanto tiempo.

Aunque Rusia no ha manifestado sus intenciones de apoderarse de los recursos de Ucrania, sí ha enfatizado que las regiones ucranianas que han decidido unirse a Rusia, incluida Crimea, deberán permanecer a partir de ahora bajo su control. Una posición más discreta que la del senador estadounidense, ciertamente, pero igualmente imperial que la de los EEUU.

En este contexto, la declaración de Graham resalta la dimensión económica y estratégica que tiene el conflicto en Ucrania. La batalla no solo se está librando en los campos de combate, sino también en términos de control y acceso a recursos vitales que podrían determinar el equilibrio de poder en la región, aunque paradógicamente, como en todas las guerras, ese sea uno de los aspectos al que los medios deliberadamente le presten menos atención.